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El incierto futuro político de Lula da Silva

Aunque el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva obtuvo una victoria judicial el 12 de julio, su futuro político aún es incierto. Un enfrentamiento legal entre jueces de Brasil y ser el favorito en las encuestas, son los principales puntos en esta historia que mantiene en vilo al país.

Este jueves, Lula da Silva se libró de una de las siete causas que tiene pendientes, pues fue absuelto en un proceso en el que era acusado de obstrucción a la justicia. El ex mandatario está preso desde abril, acusado de corrupción.

Esta sentencia absolutoria era esperada en este caso, ya que en septiembre pasado la Fiscalía se pronunció por la inocencia de Lula en relación al delito de obstrucción de la justicia en un asunto vinculado a los escándalos de Petrobras. Sin embargo, el fallo no libra a Lula de la cárcel. Cumple doce años por una corte colegiada, que ratificó y amplió los nueve años que le había aplicado en primera instancia el juez Sergio Moro, acusado por el PT de mantener una “persecución política” contra el ex mandatario.

Al mismo tiempo que esto ocurre, Lula es el candidato favorito en las encuestas de preferencia rumbo a las elecciones presidencia les que se celebrarán en octubre próximo.

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La historia dio un giro inesperado cuando el juez Rogério Favreto trató de liberar a Lula, hecho que fue revocado por otro juez inmediatamente, creando una tensión nunca antes vista en el sistema judicial brasileño.

Pero, ¿podría ser candidato y eventual presidente? Publinews Internacional conversó con la Marieke Riethof, profesora de Política Latinoamericana| en la Universidad de Liverpool, Reino Unido, quien recuerda que el próximo 15 de agosto es una fecha clave, pues es el último día para los registros de candidaturas presidenciales.

¿Cuál es el estado actual de la situación legal del presidente Lula da Silva?

El ex presidente Luis Inácio Lula da Silva (Lula) ha estado cumpliendo una sentencia de 12 años de prisión desde abril de 2018 después de que fue declarado culpable de corrupción. Antes de ir a prisión, los abogados de Lula combatieron esta sentencia hasta el Tribunal Supremo Federal, cuya decisión contra Lula parecía haber cerrado todas las vías para su pronta liberación. El fin de semana pasado, Rogério Favreto, un juez de Porto Alegre, trató de liberar a Lula basándose en el argumento de que su encarcelamiento le impidió hacer campaña, lo que interrumpió el proceso democrático. Favreto podría revocar la sentencia de prisión porque está más arriba en la jerarquía judicial que el juez Sérgio Moro, el juez de investigación de corrupción Lava Jato (“Car Wash”), que había ordenado que Lula fuera hecho prisionero en abril. Antes de que Lula pudiera ser liberado de la prisión, otro juez ya había impugnado la decisión de Favreto y el Tribunal Superior de Justicia (tribunal superior de apelaciones de Brasil) decidió mantener la pena de prisión el 11 de julio. Esta ráfaga de decisiones condujo a la euforia entre los partidarios de Lula con la esperanza de que pudiera ser liberado y postularse para la presidencia, pero ahora que el polvo ha solucionado esto parece menos probable.

¿Es posible la liberación de Lula da Silva? ¿Podría ser un candidato presidencial?

La liberación de Lula parece improbable a la luz de la decisión del Tribunal Superior de Justicia. La Corte recibió otras 143 solicitudes de liberación de Lula basadas en el mismo argumento de que estar en prisión le impidió hacer campaña para la presidencia. El Tribunal rechazó estas solicitudes sobre la base del argumento de que ser un candidato a la elección no es razón suficiente para reabrir un caso. Sin embargo, espero que los partidarios de Lula continúen haciendo campaña y protestando por su liberación, particularmente con la fecha límite para que la gente registre su candidatura para la presidencia que se acerca el 15 de agosto.

Este conflicto entre las decisiones de los dos jueces, ¿ha sucedido en algún otro momento en la historia de Brasil?

Según Laurita Vaz, presidenta de la Corte Superior de Justicia, el conflicto entre los jueces no tiene precedentes en la historia jurídica brasileña. Sin embargo, lo que destaca Favreto por liberar a Lula es el choque entre el argumento legal y el político. También observé este choque en la acusación de Dilma Rousseff, cuando sus oponentes argumentaron que estaban siguiendo los principios constitucionales y legales. Sin embargo, sus partidarios argumentaron que su destitución negaba el voto democrático de millones de brasileños en las elecciones presidenciales. En el caso de Lula, quienes presionaron por su condena han enfatizado que los cargos de corrupción no deben quedar impunes. A su vez, sus partidarios han cuestionado la legalidad de su condena y argumentan que eliminar al candidato más popular de la carrera presidencial es antidemocrático. En el clima polarizado de Brasil no existe una solución clara para esta cuestión, creando más inestabilidad política en el futuro.

¿Quién tiene la decisión final en este caso?

El Tribunal Superior de Justicia ahora ha establecido que los tribunales inferiores no son competentes para liberar a Lula de la prisión. Sin embargo, incluso si los esfuerzos para liberarlo fallan, Lula aún puede registrar su candidatura de la prisión antes del 15 de agosto. Si decide registrarse, el Tribunal Superior Electoral decidirá en septiembre si puede o no contender. Brasil tiene una ley que impide que los condenados por un crimen se postulen para un cargo, pero aún así, Lula puede apelar la decisión del Tribunal Electoral.

Con las elecciones presidenciales tan cerca, ¿cuál es el panorama que se espera en los próximos meses?

El resultado es difícil de predecir hasta que haya claridad sobre quiénes serán los candidatos, lo que no se espera que ocurra hasta septiembre. En los últimos meses, las encuestas de opinión han demostrado que Lula sigue siendo el favorito, si se le permite contender, venciendo al segundo candidato, el derechista Jair Bolsonaro, por un amplio margen.

De acuerdo con una encuesta de opinión de junio publicada por Datafolha, sin la ejecución de Lula, Bolsonaro y Marina Silva son los candidatos más probables para ganar la primera ronda. Es importante destacar que, en ausencia de Lula, el 46 % de los encuestados aún no saben por quién votarán; una cifra más alta que los votos predichos para cualquiera de los posibles candidatos. Además, las expectativas son que el número de votos en blanco y en nulos será alto esta vez, lo que indica un creciente nivel de insatisfacción con la política brasileña actual. Esta situación preocupante fortalece mi sensación de que la democracia brasileña ha entrado en una profunda crisis, lo que probablemente aumente la polarización política después de las elecciones.

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