Seis años y medio después de su imputación y con otro rey en el trono, Iñaki Urdangarin entró discretamente en la cárcel de Brieva, un pueblo a unos 100 kilómetros de Madrid, para empezar a cumplir su pena de 5 años y 10 meses de prisión.
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Su delito: malversar varios millones de euros de dinero público a través de la fundación Nóos que presidía y que puso en serios aprietos a la Corona.
Durante 14 años, fue miembro de pleno derecho de la familia real: desde el 4 de octubre de 1997, la fecha de su suntuosa boda con Cristina de Borbón, hasta el 12 de diciembre de 2011, cuando fue declarado persona 'non grata' por la Casa Real y apartado de los actos oficiales por su conducta "poco ejemplar".
Cuatro años después, su joven cuñado, convertido en el rey Felipe VI, le retiraría el título de duque de Palma, otorgado el día de su matrimonio.
Deportista de éxito
Nacido el 15 de enero de 1968 en la pequeña localidad vasca de Zumárraga, Iñaki es el penúltimo de siete hermanos y hermanas de una familia discreta y apreciada.
De madre belga y padre español, un ingeniero de la industria química y miembro del Partido Nacionalista Vasco fallecido en 2012, pasó su infancia en Barcelona, donde se convirtió en deportista de alto nivel.
Con sus 1.98 metros de estatura, se convirtió en capitán del FC Barcelona de balonmano y de la selección española, con la que conquistó dos medallas de bronce en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y de Sídney 2000.
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En 1997, cuando se anunció por sorpresa su boda con Cristina, el titular del diario El País resumió así la percepción que de él se tenía: "El chico perfecto".
Al lado de la radiante princesa, el elegante marido de 29 años conservaba todavía un aire juvenil. En la catedral de Barcelona, junto a la flor y nata de la aristocracia internacional, le guiña el ojo a Felipe, 15 días más joven que él.
Después de que el Tribunal Supremo confirmara su condena en segunda instancia, se especulaba con la posibilidad de que intentara eludir la prisión recurriendo al Tribunal Constitucional.
Pero las expectativas eran bajas dada su posición. Si no hubiera entrado, la reacción hubiera sido "muy desfavorable y muy negativa para la Corona, porque la gente diría que no va por ser el cuñado del Rey", dijo Ana Romero.
*Con información de AFP