En Dios Confiamos es el nombre de la empresa en la que trabaja un grupo de personas que llevó este martes alimentos a los rescatistas que continúan con las labores de búsqueda y rescate de las víctimas de la erupción del volcán de Fuego.
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“Aquí hay café, mire”, le dice Flor Flores con una sonrisa a un grupo de agentes de la Policía Nacional Civil en el camino hacia la colonia San Miguel Los Lotes, aldea El Rodeo, Escuintla, lugar destruido por la furia del coloso el domingo.
De parte de la empresa, que vende mariscos en Puerto San José, Escuintla, a manera de voluntariado los empleados se organizaron junto con sus jefes para preparar café y panes con frijol para aliviar el hambre de la mañana.
“Nos levantamos a la una de la mañana para hacer el café. Ayer vinimos a entregar almuerzo”, dice Flor acerca del trabajo y tiempo que ha ofrecido para los rescatistas.
El gesto solidario busca ser un bálsamo sobre la herida de dos días de haber visto cadáveres que llevan bomberos, policías y soldados.
Flor está acompañada por Lesbia, Dayana, Carolina, Maibelin, Leticia y Marta. Cuando un policía les recibe el vaso de duroport ellas voltean un pichel grande para servirles café.
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Así como ellas, decenas de otros voluntarios han llevado alimento a los albergados y al personal de ha atendido la emergencia.
“Dolor y mucha tristeza da ver tanta necesidad. Solo nos queda pedirle a Dios”, dice Leticia Ramos mientras cubre con servilletas los panes que entrega en canasto.
Flor explica que no tienen a ningún familiar damnificado por el volcán de Fuego pero asegura que “hay que ser humanos” y por eso es que no le importó madrugar para traer alimentos.
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