Los brillantes ojos de Daiana Garnica buscan la mirada de los transeúntes desde un muro en Buenos Aires. Desde hace un año no hay rastro alguno de la chica, cuyo rostro pintado es un llamado desesperado.
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La imagen de Garnica, extraviada en 2017 a los 17 años, se suma a las de otros cuatro jóvenes que han sido plasmadas en muros y fachadas de viviendas de la capital argentina para alertar a los ciudadanos sobre su desaparición.
La campaña #ParedesQueBuscan de la organización argentina Missing Children reúne a un creciente número de artistas urbanos que con sus obras hacen la búsqueda extensiva y visible.
“Quería transmitir la mirada, que es lo más fuerte, para que la imagen tenga impacto y éste no sea un rostro más sino que te detengas a mirarlo”, explicó a The Associated Press el autor del retrato, Sebastián Richeri, quien firma sus composiciones como “Chispart”.
Una luz de neón anaranjada rodea la cara sonriente de la adolescente pintada en blanco, negro y diferentes tonos de gris que se destaca sobre un fondo colorido que asemeja una galaxia. Garnica está retratada en la pared exterior de una terminal de autobuses del barrio de Villa Crespo, donde ha tomado impulso el arte urbano.
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“Chispart” se basó en una de las fotografías de la joven que ha empleado la familia para su búsqueda.
Recientemente Missing Children junto a la agencia creativa DDB Argentina puso en marcha esta campaña en la que se funden el arte y la conciencia social.
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El 6 de mayo de 2017 Garnica salió de compras con su vecino Darío Suárez en la localidad de Alderetes, en la provincia norteña de Tucumán. Fue el último día que la vio su familia.
Suárez es el único detenido y está acusado de haber participado en la desaparición de la joven, por cuyo paradero las autoridades han ofrecido una recompensa de 150.000 pesos (unos 6.200 dólares).
“Tucumán no tiene los medios suficientes para buscar personas extraviadas… nada de los que nos dicen es satisfactorio” dijo a AP Sonia Garnica, hermana de Daiana, para quien los murales son una forma “de hablar a la conciencia, de que hay una familia esperándola”.
La mujer sospecha que su hermana, una alegre adolescente bien integrada en su familia, fue entregada a una red de trata.
En todos los adolescentes retratados destaca la mirada penetrante que se clava en la de quien los observa. A un lado de la pintura aparece su nombre, edad, la referencia a Missing Children y un teléfono donde aportar pistas.
“El que vea una pared como esta va a decir: ‘¿Por qué está ese rostro?’”, señaló Lidia Grichener, presidenta de la organización, parada junto al mural con el retrato de Salomé Valenzuela pintado en las cercanías de varios cafés y un centro deportivo del barrio de Palermo. La chica lleva cinco años perdida y fue retratada con la apariencia que tendría ahora.
Missing Children nació en 1999 como una asociación sin fines de lucro integrada por voluntarios que ayuda a las familias de niños y jóvenes desaparecidos a través de campañas que incluyen la aparición de sus fotografías en periódicos, facturas de luz y gas y medios de transporte. Desde su creación la organización ha participado en la búsqueda de 13.373 niños y jóvenes de los cuales fueron hallados 12.677 entre vivos y fallecidos.
Ahora los rostros de gran tamaño están a la vista de todos los peatones y automovilistas en puntos estratégicos de la capital argentina, particularmente en las zonas en las que los artistas callejeros han dejado su huella en murales decorativos que cubren fachadas de casas y restaurantes. La organización civil pretende que las agencias de turismo incluyan los murales de los chicos extraviados en los recorridos por la ciudad.
A su vez, las grandes imágenes han ayudado a que la búsqueda se reproduzca masivamente en las redes sociales.
Según apreciaron los artistas callejeros, crece la tendencia de la gente a retratarse junto a los murales y compartirlos en redes como Instagram. “De esa manera las imágenes pueden llegar a otros ojos”, señaló “Chispart”.
Missing Children tiene autorización judicial para difundir las imágenes de menores extraviados, entre los que puede haber víctimas de homicidio, abuso, disputas de parejas divorciadas y adolescentes que se alejan voluntariamente de sus casas.
Según el Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas de los 2.571 casos ingresados en todo el país en 2017 continúan siendo buscados 1.154. La mayoría de los menores perdidos tienen entre 13 y 17 años y hay una preponderancia de los de sexo femenino.
Los familiares de los jóvenes perdidos quieren que Buenos Aires no sea el único escaparate de esta campaña. “Pasar todos los días y verlos en las paredes es tenerlos presente siempre”, afirmó Sonia Garnica, quien guarda la esperanza de encontrar a su hermana Daiana.