Una perturbadora e insólita historia tuvo lugar el pasado 6 de febrero en el estado de Carolina del Sur, Estados Unidos.
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Kaylee Muthart, de 20 años, se arrancó los ojos con sus propias manos mientras sufría una alucinación provocada por el consumo de metanfetamina, un estimulante ilegal que aumenta la cantidad de dopamina en el cerebro.
En su delirio, la joven rechazó la ayuda de los transeúntes que intentaban detenerla, y tuvo que ser un equipo de emergencias el que finalmente la controlara para luego trasladarla al Hospital Greenville Memorial.
Los médicos no pudieron hacer nada para rescatar los ojos de Kaylee, por lo que solamente limpiaron lo que quedaba dentro de las cuencas para salvarla de una infección.
Cuando la madre de la víctima llegó a la sala de emergencias, le dieron la noticia de que su hija había quedado completamente ciega.
“Fue una lucha. Ni siquiera puedo explicar esa sensación cuando me enteré. Fue horrible”, confesó Katy Tompkins a la revista People.
Tompkins señaló que su hija llevaba aproximadamente seis meses consumiendo metanfetamina. Sin embargo, cree que la adicción de su hija no inició de forma intencional. Según la mujer, Kaylee habría consumido, sin saberlo, marihuana mezclada con metanfetamina en algún punto del año pasado.
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De acuerdo con Tompkins, la familia de la víctima trató de convencerla de buscar ayuda y, de hecho, un día antes del desafortunado episodio había accedido a ingresar a rehabilitación.
Más de dos semanas después del incidente, la joven sigue hospitalizada, pero está progresando en lo que será un largo camino hacia la recuperación.
“Cada día se pone mejor (…) Está recibiendo diferentes tipos de tratamiento, pero tendrá que volver a aprender todo. Es como si estuviera empezando la vida otra vez”, dijo Tompkins.
“Esto es algo que nunca piensas que va a sucederte, pero puede pasar (…) no sé cómo lo estoy superando, pero ella me ha dado fuerzas. Es extraño decirlo, pero a pesar de que es ella quien no puede ver, es ella quien me anima en estos momentos”, añade.
“Es algo horrible, pero aún estoy agradecida porque Dios le perdonó la vida”.
“Si la historia de Kaylee puede ayudar a una sola persona, algo bueno puede venir de esta tragedia en nuestra familia. Cuanto antes podamos proporcionarle a Kaylee un perro guía, más rápido podremos ayudarla a recuperarse”, aseguró Tompkins en sitio GoFundMe, donde recauda fondos para sufragar los gastos de la hospitalización y recuperación de su hija.