El descarrilamiento, cuyas causas se desconocen, ocurrió en torno a las 07:00 (hora local) en los alrededores de Milán, ciudad ubicada al norte de Italia, precisó Cristina Corbetta, responsable regional de los servicios de socorrismo.
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Horas después del drama, miembros de los servicios de rescate seguían en el interior de los vagones en busca de posibles pasajeros bloqueados entre las chapas. Uno de los convoyes quedó atravesado en las vías.
Evacuados uno por uno en camillas, los heridos recibieron atención médica en un campo ubicado a metros del lugar del accidente. Otros fueron trasladados en helicóptero.
Según testimonios de pasajeros, recogidos por medios italianos, el tren se puso de repente a temblar, "como si pasará por encima de piedras". Luego frenó de forma brutal y el tren descarriló.
La fiscalía de Milán abrió una investigación y, según los medios, los investigadores ya estaban interrogando al conductor del tren.
El accidente se produjo en los alrededores de Segrate, en el nordeste de Milán, una de las últimas paradas antes de llegar al centro de la ciudad. Los pasajeros eran, sobre todo, gente que se dirigía a sus lugares de trabajo, en la capital económica italiana, y estudiantes.
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El tren forma parte de la compañía regional lombarda Trenord, que pertenece a partes iguales al grupo público Trenitalia y Ferrovie Nord Milano FNM, una empresa ferroviaria que opera principalmente en el norte de la península.
Tras el percance, Trenord informó a los pasajeros sobre la interrupción del servicio por "un problema técnico en un tren", lo que provocó fuertes críticas en las redes sociales.
Se trata del accidente más grave desde la catástrofe ferroviaria que dejó 23 muertos en la región de Apulia, en el sur del país, en julio de 2016.
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