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Papa Francisco: "¿Qué le pasa a Perú, que cuando dejan de ser presidentes los meten presos?"

"(Ollanta) Humala, está preso, (Alejandro) Toledo está preso (vive en Estados Unidos y sobre él pesa una orden de extradición), (Alberto) Fujimori estuvo preso hasta ahora, Alan García, que está que entro o no entro ¿Qué pasa?", preguntó el pontífice a los obispos.

"La política está, enferma, muy enferma en América Latina", dijo este domingo en Lima el papa Francisco a los obispos de Perú, al deplorar los estragos de la corrupción y observar que cuando los presidentes peruanos dejan su cargo "los meten presos".

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Se puede decir que en "gran parte" de Latinoamérica, "la política está enferma, muy enferma", aseguró el pontífice, durante un encuentro informal con los obispos peruanos en su último día de visita a Perú al término de una gira que lo llevó también a Chile.

El pontífice se interrogó: "¿Qué le pasa a Perú, que cuando cuando uno deja de ser presidente lo meten preso?".

"(Ollanta) Humala, está preso, (Alejandro) Toledo está preso (vive en Estados Unidos y sobre él pesa una orden de extradición), (Alberto) Fujimori estuvo preso hasta ahora, Alan García, que está que entro o no entro ¿Qué pasa?", se preguntó el pontífice.

"Hay excepciones pero, en general, (la política en América Latina) está más enferma que sana", dijo el pontífice tras dar un discurso oficial para pedir unidad a una Iglesia, la peruana, dividida por las luchas de poder en su seno.

"Gana una oposición y acusa al corruptor anterior", señaló Francisco. "Vuelve la otra parte y acusa al corruptor previo, y los dos tienen algo de razón. El juego político es muy difícil".

"No descuidemos eso –advirtió el papa argentino– porque si caemos en manos de personas que sólo entienden el lenguaje de la corrupción, estamos fritos".

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La "decadencia" y la "corrupción" que azotan a la política en gran parte de la región, fueron temas que ya había abordado el viernes pasado en Perú, cuando el pontífice llamó a luchar contra el "virus" de la corrupción, que lo "infecta todo".

"Sobrantes humanos"

El infatigable papa ofició cinco misas, subió y bajó de los aviones que le llevaron a seis ciudades en los dos países, repartió abrazos y bendiciones a un pueblo necesitado de aferrarse a un símbolo para esperar un cambio de suerte, y no dejó de dar titulares en este viaje, el primero de un pontífice a esos países en más de treinta años.

En la homilía de su última y más multitudinaria misa -cerca de 1,3 millones de personas, según las autoridades- el papa de las "periferias" denunció la miseria de las ciudades pobladas de "sobrantes humanos".

"Hay un gran número de 'no ciudadanos', 'ciudadanos a medias' o los 'sobrantes urbanos' que están al borde de nuestros caminos, que van a vivir a las márgenes de nuestras ciudades sin condiciones necesarias para llevar una vida digna", dijo en su última homilía en Perú, antes de poner rumbo a Roma.

Oportunidad perdida

Abogado de la tolerancia cero con los abusos, Jorge Mario Bergoglio, de 81 años, desperdició una oportunidad de oro para restañar las sangrantes heridas de la Iglesia chilena, en el país más rico de la región que pierde ovejas a pasos de gigante.

Su defensa firme del obispo chileno Juan Barros, acusado de encubrir a un sacerdote condenado por el Vaticano por abusos sexuales a menores en los años 1980 y 1990, opacó sus actos de contrición y sus declaraciones de "dolor y vergüenza" por los abusos de curas pederastas.

Su reunión con víctimas de abusos en Santiago no le impidió sin embargo tildar de "calumnias" las acusaciones contra el obispo encausado, del que se despidió afectuosamente con un abrazo en Iquique.

Una declaración de la que se ha desmarcado hasta el cardenal Sean O'Malley, cercano asesor del pontífice en su calidad de director de la comisión vaticana de prevención de la pederastia en la Iglesia.

Para el arzobispo de Boston, que luego participó en la misa final junto al papa, es "comprensible" que las declaraciones y comportamiento del papa con el obispo Barros causaran "un gran dolor" a las víctimas en Chile.

Defensor de las mujeres

En una región que registra las peores tasas de "feminicidios" del planeta, el pontífice ha condenado esta "plaga" y otras formas modernas de "esclavitud", como la trata de personas o la explotación sexual.

Esta ha sido la primera vez que salía de la boca del papa la palabra feminicidio, un crimen de odio, en un contexto de discriminación y violencia de género que se da mayoritariamente puertas adentro, en la intimidad de los hogares y las relaciones de pareja, y una lacra que se ha cobrado la vida de miles de mujeres en la región.

Y es que la mitad de los 25 países con más feminicidios en el mundo son latinoamericanos, según la ONU.

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