De no alcanzarse un acuerdo sobre el gasto antes del viernes a la medianoche, se produciría un cierre de gobierno y algunas dependencias oficiales de Estados Unidos podrían tener que despedir a su personal no esencial por falta de fondos.
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A cambio de votar el presupuesto que aumenta el gasto militar, muchos demócratas piden regularizar a unos dos millones de “dreamers” (nombre por el que se conoce a los jóvenes que ingresaron ilegalmente a Estados Unidos cuando eran niños).
Pero los republicanos proponen en su lugar un proyecto de ley temporario que autorice el gasto hasta mediados de febrero y renueve por seis años el programa de salud pública para niños pobres (CHIP, en inglés), amenazado por la reforma del seguro de salud.
La minoría demócrata puede bloquear todo en el Senado, donde es necesaria una mayoría calificada de 60 votos en un total de 100.
Donald Trump, que ha hecho de la lucha contra la inmigración ilegal una prioridad de su gobierno, anunció en septiembre que el 5 de marzo expirará totalmente el DACA, un decreto de la era del expresidente Barack Obama que otorgó a casi 700 mil “dreamers” permiso para trabajar y estudiar legalmente en Estados Unidos.
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Públicamente, los republicanos se han mostrado de acuerdo en resolver la situación de los “dreamers”, que han quedado en el limbo y desde marzo podrán ser deportados.
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Pero el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, no parece listo para someter una reforma migratoria a votación hasta que Trump no aclare su posición.
“Estoy buscando algo que Trump apoye, y aún no ha indicado qué es lo que está dispuesto a firmar”, dijo McConnell a periodistas.
Trump exige que toda ley sobre inmigración incluya fondos para el muro fronterizo con México, que fungió como su bandera durante la campaña electoral de 2016, así como otras medidas como el fin de la reunificación familiar y la abolición de la lotería anual de la “green card”, el permiso de residencia.
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Los demócratas se niegan a financiar ese muro, símbolo para ellos de una política xenófoba.
