El papa Francisco dijo el domingo que si bien el temor a los migrantes es “legítimo”, se convierte en un pecado si eso provoca hostilidad.
Francisco invitó a migrantes, refugiados, solicitantes de asilo, inmigrantes recién llegados y familias inmigrantes de segunda generación a una misa especial en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
El pontífice señaló que algunas comunidades temen que los recién llegados alteren el orden establecido. Aunque eso es “comprensible desde un punto de vista humano”, es un pecado si esos temores “comprometen el respeto y la generosidad” y “alimentan la hostilidad y el rechazo” de los que son diferentes a nosotros.
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En sus casi cinco años de papado, Francisco ha hecho hincapié en la misión cristiana de seguir el ejemplo de Jesús y dar la bienvenida a los vulnerables y marginados.
Su campaña ha coincidido con esfuerzos en países ricos, incluidos Estados Unidos y varios países de la Unión Europea, por aumentar las barreras físicas o legales a la llegada de inmigrantes.