El emotivo encuentro tuvo lugar en la imponente biblioteca de la Clínica Mayo, a finales de octubre, pero las imágenes fueron compartidas apenas la semana pasada.
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Lilly Ross aguardaba, nerviosa, su encuentro con Andy Sandness, el hombre que recibió el rostro de su fallecido esposo en el primer trasplante de cara de la historia.
Finalmente, Andy cruzó la puerta y se vio por primera vez con Lilly. Ambos se fundieron en un conmovedor abrazo que detuvo el corazón de los presentes en la sala, y después los dos se sentaron a conversar sobre su experiencia.
“Te ves muy bien”, fue lo primero que Lilly le dijo a Andy, antes de abrazarlo nuevamente.
“Luce increíble. Puedes ver a 'Rudy' en la barbilla porque a ti tampoco te crece vello en el medio”, bromeó la mujer, quien atendió al encuentro junto a su pequeño hijo.
Sandness recibió el que fuera el rostro de Calen “Rudy” Ross, esposo de Lilly, quien se quitó la vida cuando ella tenía 19 años y 8 meses de embarazo.
La decisión de la joven de donar más que los órganos vitales de su marido le permitió a Andy convertirse en el primer paciente de un trasplante facial.
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La operación tomó cerca de 60 horas en completarse e necesitó el trabajo de nueve cirujanos y de alrededor de 40 personas más, entre enfermeras y personal del hospital.
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Ahora, Sandness está disfrutando nuevamente de la vida, y de cosas tan simples como masticar un bocado de pizza, algo que no podía hacer desde hace 10 años, cuando un fallido intento de suicidio le privó de la mitad de su rostro.
“No podía salir a la calle. Odiaba ir a las ciudades grandes (…) Ahora estoy desplegando mis alas y haciendo cosas que había dejado de hacer, como ir a restaurantes o a bailar”, comentó.
La vida con un rostro trasplantado, sin embargo, requiere esfuerzos diarios. Sandness debe tomar medicinas constantemente y está trabajando para hacer que sus nervios sintonicen con su nueva cara y mejorar su dicción. Pero él está decidido a demostrarle a Ross que el regalo que recibió “no ha sido en vano”.
“No sé si puedes decir \'gracias\' lo suficiente. Es un regalo increíble. No hay nada que puedas hacer excepto demostrarles que valió la pena”.
Ross y Sandness dicen que son como una familia ahora. Planean forjar una relación más estrecha y Sandness dijo que aportará a un fondo para la educación de Leonard.