Rubén Cárdenas Ramírez, de 47 años de edad, fue ejecutado la noche del miércoles en una prisión de Texas, acusado del secuestro, violación y asesinato de Mayra Laguna en 1997.
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El mexicano, originario de Irapuato, en el estado Guanajuato, fue declarado muerto a las 22:26 (hora local), tras recibir una inyección letal.
Jason Clark, jefe adjunto del departamento de Justicia Criminal del estado de Texas, confirmó el fallecimiento de Cárdenas Ramírez por medio de un comunicado. En el documento también figuraban las últimas palabras del sentenciado.
“No puedo ni me disculparé por el crimen que cometió otra persona, pero volveré por justicia; pueden contar con ello (…) Quiero agradecer a mi familia por creer en mí y por estar conmigo hasta el final. ¡Los amo mucho! ¡Y sé que ustedes me aman también! La vida continúa”.
“Después de 21 años de espera, finalmente se hizo justicia. No hay palabras para describir el alivio que se siente al saber que hay verdadera paz después de tanto dolor y tristeza”, indicó por su parte Roxana Jones, hermana de la víctima.
La sentencia se ejecutó después que el gobierno mexicano agotara todos los recursos judiciales que terminaron ante la Corte Suprema, quien se negó a revisar el caso.
El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, expresó igualmente su “más firme condena” por la ejecución de su connacional, la cual según dijo,“viola la decisión de la Corte Internacional de Justicia”. El mandatario también envió el pésame a los deudos.
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En su mensaje, Peña Nieto se refirió a un fallo de 2004 de la Corte Internacional, en el que ordenó a las cortes estatales de Estados Unidos “revisar los casos de 51 mexicanos sentenciados a pena de muerte”, entre ellos Cárdenas Ramírez, por haber incumplido en informar a las autoridades consulares, un derecho previsto en la Convención de Viena.
Cinco mexicanos, incluido Cárdenas Ramírez, fueron ejecutados desde entonces; 13 ya no enfrentan una sentencia capital y uno falleció de cáncer.
Le niegan la última comida
Rubén Cárdenas Ramírez, condenado a la pena de muerte en Texas, habría pedido una hamburguesa Whataburger y fresas de Irapuato, su tierra natal, como última comida, pero esta no le fue concedida.
Según Publimetro México, el estado de Texas ya no concede a los sentenciados el beneficio de elegir su última solicitud gastronómica. Sin embargo, el condenado sí tuvo derecho a pedir ver a su madre, Sanjuana Cárdenas, como su última voluntad.