Anthony Shore iba a ser ejecutado el miércoles, en Texas, acusado por las autoridades de cometer la violación, tortura y asesinato de tres niñas y una joven en Houston, entre 1986 y 1995.
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Los fiscales, sin embargo, dieron marcha atrás en el último momento, temiendo que a través de una nota posmórtem confesara falsamente otro crimen, por el cual otro recluso en el corredor de la muerte será ejecutado el próximo mes.
En una requisa en la celda de Shore, en julio, las autoridades descubrieron material relacionado con el asesinato de una estudiante de 19 años llamada Melissa Trotter, incluyendo copias de pruebas presentadas en corte y fotografías de la escena del crimen.
Larry Swearingen fue condenado por el asesinato de Trotter y espera ser ejecutado el 18 de noviembre.
“El hecho de que Shore estuviese en posesión de estos documentos sugirió la remota posibilidad de que Shore tuvo algún tipo de relación en la muerte de Trotter”, dijo Kim Ogg, abogada del distrito Harris, en un comunicado citado por medios internacionales.
Los fiscales creen que Shore pretendía confesar el asesinato en una nota que sería revelada luego de su muerte, y por lo tanto arrojaría dudas sobre la culpabilidad de Swearingen, tal vez incluso logrando impedir su ejecución.
“Estamos totalmente seguros de que Swearingen es culpable”, escribió el fiscal Brett Ligon en una carta dirigida al gobernador Greg Abbott. “Pero permitir que Shore se declarase culpable de ese crimen luego de su ejecución, arrojaría dudas sobre el proceder judicial en el caso”, añadió, citado por AFP.
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Horas antes de que Shore, de 55 años, fuera ejecutado mediante una inyección letal, un juez detuvo la operación y mantuvo con vida al acusado.
Shore fue conocido como “El asesino del torniquete” por el método que utilizaba para estrangular a sus víctimas. La mayor de ellas, una joven de 20 años de edad, y la menor, de 9, fueron asesinadas con una especie de torniquete.
