“Esto se puede poner peor, porque la parte que provoca más muertes en este tipo de eventos es la lluvia”, dijo el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, tras el paso del huracán María.
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María azotó Puerto Rico el miércoles con vientos de 250 kilómetros por hora, y dejó la isla sin electricidad, agua potable, con las comunicaciones muy disminuidas, casas destrozadas, vías obstruidas por árboles y escombros e inundaciones graves. Un hombre murió por el golpe de un tablón que salió volando.
“Yo sé que son tiempos bien difíciles”, dijo el gobernador. “Anticipamos que esto iba a ser el desastre más grande en un siglo en Puerto Rico y efectivamente ha sido así”, agregó.
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“Reconozco que muchas personas no se han podido comunicar con sus familiares, ha habido un colapso de las telecomunicaciones”, añadió. Las redes sociales, así como las radios locales, abundan en llamados desesperados de personas que no tienen noticias de sus seres queridos desde la noche del miércoles.
El presidente Donald Trump declaró “Zona de Gran Desastre” a Puerto Rico, un territorio autónomo estadounidense, lo cual libera fondos ilimitados de ayuda federal para una isla que desde mayo está en bancarrota. Más tarde, Trump dijo a periodistas en Nueva York que Puerto Rico está “absolutamente arrasado”.