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Un país amigo de la lectura

Esta semana siete municipios de cuatro departamentos fueron certificados como “Municipios amigos de la lectura”. Un proceso impulsado por el Ministerio de Educación –MINEDUC–, la Asociación Nacional de Municipalidades de la República de Guatemala –ANAM–, el Observatorio Nacional de la Calidad Educativa y Empresarios por la Educación, apoyado por HP+ –Health Policy Plus, por sus siglas en inglés–.

Sin duda, cultivar la lectura en los niños debería ser prioridad en el país, y esperaría, que en unos años, pasemos de tener siete municipios amigos de la lectura a ser un país amigo de la lectura; y por qué no soñar en un efecto contagioso en la región centroamericana y luego en la latinoamericana, para que seamos un continente amigo de la lectura.

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Según datos del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc) los países de América Latina que en promedio leen más libro al año son Chile y Argentina, con 5.4 y 4.6 libros leídos por persona, respectivamente.

Por otro lado, Guatemala es de los países en donde se lee menos de un libro al año, y además, los resultados de estudios muestran que solo el 1% de la población en el país indica que lee por placer.

Los números que presento pintan un panorama desolador. Por ello, los esfuerzos que se materializaron esta semana en la certificación de los municipios terminan siendo muy esperanzadores para la niñez y juventud guatemalteca. Especialmente para un país que necesita menos balas y más letras, más libros y bibliotecas, una avalancha literaria que cultive la imaginación y el placer por la lectura.

La certificación es un esfuerzo en el que se involucraron actores de las municipalidades, de las direcciones departamentales del MINEDUC, padres de familia y organizaciones de la sociedad civil, realizando actividades para cumplir con los requisitos de cinco criterios de certificación, que contemplaban actividades locales, y requerían múltiples operaciones interinstitucionales. Sin duda, un sueño hecho realidad en estos siete municipios, que ahora tienen el reto de profundizar la labor para que este logro se mantenga en el tiempo.

Se realizaron actividades como ferias de libros, jornadas de cuenta cuentos y el canasto de los libros. Incluso, una historia muy simpática es que un alcalde con mucho entusiasmo fue a contar cuentos a una escuela. O que padres de familia leyeron varios libros, que posteriormente, fueron a relatar a los niños, para que tomaran el ejemplo y se sumergieran en la lectura. Caso contrario, sucedió en otro municipio en donde los niños fueron los que leyeron y luego relataron los libros a los padres. Historias que más allá de la lectura, fortalecen los lazos familiares entre padres e hijos.

En otra ocasión, uno de los alcaldes cerró una de las principales calles del municipio para que las personas fueran a caminar y a leer libros, en un ambiente más comunitario, seguro y familiar. Esperanzador es ver que la recuperación de los espacios públicos permite fortalecer el gusto por la lectura, para que los niños puedan a través de ella conocer, estudiar, soñar y viajar por el infinito mundo de la imaginación.

La columna es un reconocimiento a todos los actores que estuvieron involucrados en este proceso y una invitación a los 333 municipios que no están certificados para que se incorporen al proyecto, para que en un futuro muy cercano, entre más pronto mejor, podamos ser un país amigo de la lectura. ¿Qué opina usted?

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