La policía de Estados Unidos detuvo cerca de Los Ángeles a 12 personas que manejaban siete clínicas falsas que suministraron ilegalmente 2 millones de pastillas de opiáceos, unos potentes y adictivos analgésicos cuyo consumo ha creado una crisis sanitaria en el país.
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Utilizando "médicos corruptos", esta red ilegal emitió recetas "sin ninguna base médica a través de una serie de clínicas que abrían y cerraban de forma esporádica", escribió el Departamento de Justicia (DoJ) en un comunicado.
"Las órdenes fraudulentas habrían permitido a los participantes en este esquema obtener grandes cantidades de medicamentos con receta que eran revendidos después en la calle", en el mercado negro, agregó.
"Además de generar ganancias ilícitas, este esquema ha contribuido a la epidemia de drogas que causa tanto daño en todo el país", dijo Sandra Brown, fiscal federal interina.
Conversaciones telefónicas grabadas por los investigadores muestran que los cabecillas de este esquema también robaron las identidades de algunos médicos que se negaron a participar en su enorme fraude.
El principal organizador, Minas Matosyan, alias "Maserati Mike", ofreció específicamente a un médico "quedarse en casa ganando 20.000 dólares sin hacer nada".
Cuando se negó, los conspiradores fabricaron talonarios de recetas a su nombre, que utilizaron para conseguir y vender ilegalmente oxicodona, un analgésico derivado de la morfina muy popular en Estados Unidos, sin que el médico lo supiera.
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El secretario de Justicia estadounidense, Jeff Sessions, dijo el miércoles que los fiscales tenían como objetivo a los médicos y farmacéuticos para luchar contra la epidemia galopante de opiáceos entregados bajo receta y de heroína.
Los analgésicos opiáceos y la heroína han contribuido con unas 60.000 muertes por sobredosis en Estados Unidos en 2016, un incremento del 19% respecto al año anterior, según una estimación compilada por el New York Times.