La reconquista del casco antiguo, donde están la mayoría de combatientes del grupo Estado Islámico (EI), permitiría a las fuerzas gubernamentales controlar la totalidad de la segunda ciudad de Irak.
La operación debe ser la última etapa de la gran ofensiva lanzada hace ocho meses por las fuerzas iraquíes para expulsar a los yihadistas de su último gran bastión urbano en Irak.
Sin embargo no será fácil. El casco antiguo, situado en el oeste de Mosul, es un laberinto de callejuelas densamente poblado, difícil de acceso para los vehículos blindados y las armas pesadas sin riesgo de poner en peligro a los civiles.
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Según la ONU cerca de 100 mil civiles están siendo usados como "escudos humanos" por los yihadistas.
"Las fuerzas del ejército, contraterroristas (CTS) y de la policía federal lanzaron el asalto al casco viejo", anunció el jefe de las operaciones, el general Abdelamir Yarallah, en un comunicado.
Antes del asalto, la coalición internacional antiyihadista dirigida por Estados Unidos lanzó ataques aéreos durante la noche, indicó un militar.
Este domingo un periodista de la AFP oyó disparos de metralleta procedentes del casco antiguo y vio columnas de humo saliendo de la zona.
"La operación empezó a las 06:00 locales. Para preservar la vida de los civiles (los militares) solo pueden avanzar lentamente con el objetivo de romper las líneas de defensa del enemigo", dijo el general Abdel Ghani al Asadi.
"Los combatientes de Dáesh (acrónimo en árabe del EI) construyeron líneas de defensa sólidas y se enfrentan a una fuerte resistencia", indicó por su parte un alto oficial.
Según el general Asadi, uno de los sectores más difíciles de conquistar es el barrio Faruq, que lleva a la mezquita Al Nuri.
Fue en esta mezquita donde en julio de 2014 el jefe del EI, Abu Bakr al Baghdadi, hizo su única aparición pública conocida, llamando a los musulmanes a prestarle obediencia tras haber sido designado jefe del califato proclamado por su grupo en los territorios conquistado en Irak y Siria.