Juana Luz Tobar, guatemalteca con orden de deportación, desafió al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) al refugiarse en una iglesia de Carolina del Norte.
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Tobar, quien reside en la ciudad de Asheboro, vive en ese país desde hace 25 años y es madre de cuatro hijos y abuela de dos nietos. Su esposo y sus dos hijos menores son ciudadanos estadounidense.
La inmigrante buscó refugio en la iglesia Episcopal San Barnabas en Greensboro después de que ICE le negara un pedido para suspender su deportación el 22 de mayo pasado.
"Tomé esta determinación porque quiero estar en este país con mi familia y con mis hijos", dijo Tobar a Efe. "No soy una criminal. No he hecho nada malo".
En una conferencia de prensa que se realizó en la iglesia que le ofreció "santuario", varios representantes de organizaciones como American Friends Service Committee aseguraron que lucharán por ella y su familia y han solicitado a congresistas federales por Carolina del Norte, como el senador Thom Tillis, que intercedan por la guatemalteca.
"Esto no es un paso sencillo, pero la familia estaba lista para luchar", dijo a Efe Lori Fernaled Khamala, directora de esta organización sin fines de lucro. "Estar encerrada dentro de una iglesia tampoco es libertad. La única manera de que Juana sea libre es tenerla en su casa con su familia", apuntó.
Para ayudar a acomodarla, el reverendo Randall Keeney instaló una ducha y acondicionó un cuarto donde hay una cama y una pequeña cocina. "Esta decisión se tomó hablando con los miembros de la comunidad de la iglesia. Abrimos el corazón y convertimos esta iglesia en santuario. Ella puede permanecer aquí el tiempo que necesite. El mensaje para ICE y para el senador Tillis es que hagan las cosas correctas, no solo por Juana sino por todas la familias indocumentadas", mencionó.
Mientras permanece en la iglesia, Tobar dijo que ayudará con los oficios del templo y espera mejorar su inglés para comunicarse con la congregación que le abrió sus puertas. "Estoy muy contenta por todo el apoyo y el acompañamiento de toda estas personas. Realmente muchas de ellas no las conozco", mencionó Tobar.
Juana, de 44 años, ha trabajado en la misma empresa textil en High Point como operador de máquinas de coser durante los últimos ocho años. Llegó en 1992 desde Guatemala, después de haber sido amenazada por combatientes armados y solicitó asilo político, pero su caso fue negado dos años después. Sin embargo, sus representantes apelaron la determinación y durante ese tiempo permaneció con un permiso de trabajo.
* Con información de Efe.