"Firmaré un decreto ejecutivo de austeridad en el gobierno. Todo gasto, toda inversión pasará por un filtro objetivo de necesidades ciudadanas", manifestó Lenín Moreno este miércoles, en su primer discurso como presidente de Ecuador.
PUBLICIDAD
"Vamos a sostener la dolarización" de la economía, implantada en marzo de 2000 en medio de una crisis bancaria, añadió.
Moreno, de 64 años y que sufre una paraplejia, fue juramentado para un periodo de cuatro años por José Serrano, titular de la unicameral Asamblea Nacional, controlada aún por el oficialismo.
Rafael Correa, ovacionado varias veces durante la ceremonia y a quien se le escaparon algunas lágrimas, le colocó la banda presidencial ante una decena de mandatarios latinoamericanos, entre ellos los de Argentina, Bolivia, Colombia y Perú.
Respaldado por la temporal bonanza petrolera, Correa privilegió la inversión social, mantuvo subsidios energéticos y amplió los bonos económicos para los pobres durante la década que gobernó a Ecuador.
Pero su "revolución ciudadana" afronta ahora dificultades económicas. La deuda externa trepó en 150 % (a 25 mil 680 millones de dólares, 26.3 % del PIB) en la última década, según cifras oficiales.
PUBLICIDAD
La economía, que tiene un millonario déficit, decreció 1.5 % en 2016 y el precio del crudo, principal producto de exportación, cayó del récord de 98 dólares por barril en 2012 a 35 en 2016.
"Presidente de todos"
En los comicios más reñidos para el correísmo, Lenín (como le llaman sus simpatizantes) ganó el balotaje de abril con 2.3 puntos porcentuales más que el opositor de derecha Guillermo Lasso.
Ante un país polarizado, Moreno se comprometió este miércoles a gobernar para todos.
"Soy el presidente de todos, me debo a todos, respeto a todos (…) Trabajaré para que nadie, absolutamente nadie se quede atrás".
La oposición recuperó terreno al aumentar su presencia en el Parlamento (de 137 curules), en la que el oficialismo (que dejó de tener los dos tercios para reformar la Constitución) ahora tiene una mayoría frágil de 74 escaños, frente a los 100 del periodo 2013-2017.
Correa, figura de la izquierda latinoamericana, anticipó que se dedicará a su familia y a la academia, sin descartar el regreso a la política.
Su último tuit como presidente, Correa indicó que el miércoles fue cerrado el último albergue para damnificados que dejó un letal terremoto en abril de 2016, con saldo de casi 700 muertos y pérdidas por 3 mil 344 millones de dólares.
"La herida nunca se cicatrizará, pero al menos nuestros hermanos ya no duermen en carpas".