La "religiosa" Kosaka Kumiko ha sido detenida en Argentina por su implicación en una trama de abusos sexuales contra menores en situación de discapacidad.
PUBLICIDAD
acusa a la monja de ayudar y encubrir a los sacerdotes que, durante años, abusaron sexualmente de los niños que tenían a su cuidado en elInstituto Antonio Próvolo de Luján de Cuyo, en la la provincia argentina de Mendoza.
Las víctimas eran niños menores de edad, de entre 10 y 12 años, sordos, o hipoacúsicos y con capacidades diferentes a los que Kumiko debía cuidar y guiar.
El fiscal Fabricio Sidoti, cree que el número de víctimas de abusos en el Instituto puede llegar a 60, de acuerdo a los testimonios recabados.
Detenidos
En diciembre, la justicia detenía a tres trabajadores del centro y a los sacerdotes Nicola Corradi, de 82 años, y Horacio Corbacho, de 56. Se les acusaba de haber cometido delitos de “abuso sexual agravado con acceso carnal y sexo oral” contra al menos una veintena de niños.
Un infierno
Los alumnos describieron situaciones en las que niños eran forzados a practicar sexo oral en presencia de los curas. Otros fueron violados y golpeados, según sus propios relatos.
Según la investigación, en el centro de ese infierno estaba Corradi, llegado a la Argentina en los años 60 procedente del Instituto Antonio Provolo de Verona.
PUBLICIDAD
Sus abusos habían comenzado allí, en Italia. Ahora se sabe que la Iglesia decidió mandarlo lejos para protegerlo de las posibles consecuencias de un escándalo pedófilo que acumuló más de un centenar de denuncias contra 130 religiosos de aquel internado en Verona.
Fue durante la toma de testimonios que varias de las víctimas de aquellos abusos coincidieron en señalar como cómplice a una monja de “rasgos achinados”. La llamaban “la monja mala”, la “entregadora”.
De momento la investigación sigue su curso. De probarse su implicación en los hechos que se le imputan, 'la monja mala' deberá enfrentarse a una pena de entre 10 y 50 años de cárcel.