El estudio fue publicado en la revista Earth and Planetary Science Letters y se basa en un análisis hecho tras el terremoto de 8.4 grados que sacudió la ciudad chilena de Illapel, el 16 de septiembre de 2015.
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A partir de los datos recopilados con este movimiento telúrico, los científicos Emilie Klein, Christophe Vigny, Luce Fleitout, Raphael Grandin, Romain Jolivet, Efrain Rivera y Marianne Métois descubrieron un patrón: los sismos de gran intensidad en la zona central ocurren en un período que va entre los 60 y los 80 años.
En ese sentido, en la mencionada área de la Región de Coquimbo existieron fuertes sismos en 1880, en 1943 y el mencionado terremoto. Bajo esa consigna, existe una zona de 300 kilómetros en donde no han ocurrido eventos de este tipo durante más de un siglo, percibiéndose, eso sí, sismos de entre 6.0 a 7.0 grados, tal como aconteció el 24 de abril con el terremoto de 6.9 grados en Valparaíso.
Estos números hacen concluir a los científicos que pronto debería sentirse un movimiento telúrico de gran intensidad, con una magnitud mínima de 8.3 grados, que liberaría la energía acumulada durante décadas.
Según los investigadores, la probabilidad de un fuerte terremoto es dos o tres veces mayor de lo normal. La razón de los sismos, explican, se debe a que la placa de Nazca está constantemente convergiendo bajo la placa Sudamericana.
Dicho proceso transcurre a un ritmo de 8 centímetros al año, por lo que surge una brecha de unos 4.5 metros que es compensada cada 70 años, derivando, precisamente, en un terremoto.
Con información de Publimetro Perú.