Hace un año la prensa era más libre. Las consecuencias del fallido golpe de Estado en Turquía, de las elecciones presidenciales de EEUU y la radicalización de las políticas en Rusia, Corea del Norte, Turquía, Polonia, y el Este de Europa están amenazando al ejercicio del periodismo.
PUBLICIDAD
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho inclye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Es lo que reza el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1947. Es en lo que se basa el desarrollo de las comunicaciones en la era de Internet.
Y es el principio que se ha visto coartado por las nuevas tendencias políticas. “Vemos un deterioro en relación a la libertad de prensa” dice Emmanuel Colombié, director del Despacho de América Latina para Reporteros Sin Fronteras. “Hemos visto cómo líderes políticos autoritarios han asumido y aumentado su autoritarismo en cargos de poder en el último año, con un discurso en el que atacan abiertamente a los medios de comunicación”, explica.
En Turquía han sido clausurados diversos medios de comunicación, principalmente de oposición, y periodistas han sido silenciados. Por su parte, en Rusia esta tendencia se viene dando desde que Vladímir Putin asumió la presidencia, en el 2000. En la Venezuela chavista, personas han sido apresadas por informar sobre marchas opositoras.
Al mismo tiempo en Estados Unidos, donde la libertad de expresión está garantizada por la Primera Enmienda a la Constitución, fue Kellyanne Conway, consejera presidencial de Donald Trump, la que acuñó el término “hechos alternativos”. Esto, después de que el propio Trump se enfrentase abiertamente a medios de comunicación de peso en el país, como The New York Times, The Washington Post, Politico y CNN, acusándolos de publicar “noticias falsas” (“fake news”).
Justamente, la principal potencia mundial ha bajado dos puestos, hasta el 43, en la clasificación que hace anualmente Reporteros Sin Fronteras de las condiciones de los periodistas en cada país, y que fue publicada a fines de abril. “En ataques verbales a periodistas, Trump ha calificado varias veces a la prensa de ‘enemigo del pueblo estadounidense’. El mandatario también intentó impedir el acceso a la Casa Blanca de reporteros de ciertos medios de comunicación, en represalia por artículos y reportajes que lo criticaban”, justifica la organización.
PUBLICIDAD
Libertad de prensa y democracia
“Nosotros relacionamos directamente la libertad de prensa con la democracia”, asegura Colombié. “No entendemos una democracia que haga restricciones al ejercicio del periodismo, así como no existe un régimen autoritario que garantice libertad de prensa”.
Colombié pone como ejemplo la situación de Corea del Norte, el país con peor posición en el mundo en el listado elaborado por Reporteros Sin Fronteras, donde es el Estado el que controla todos los medios.
“El ejemplo latinoamericano es Cuba, donde los medios de comunicación privados también están prohibidos”, dice Colombié.
Para Florent Sardou, analista político de la Universidad de Toulouse, Francia, “los gobiernos autoriatios se caracterizan por un control estricto de la información. También usan los canales de información para defender sus intereses en el mundo”. Y agrega: “El populismo y las teorías conspirativas están estrechamente vinculados. Y las teorías conspirativas son sinónimo de desinformación”.
“¿Cómo ser independiente en un mundo donde se concentran los grandes grupos de prensa y donde los gobiernos utilizan cada vez más a los medios para defender sus intereses, como en el caso de Rusia?”, reflexiona Sardou, afirmando que ahí están los desafíos para la prensa.
Opinión que comparte Emmanuel Colombié. “No tengo una fórmula o una receta, pero es importante que los periodistas mantengan la rigurosidad y su independencia a la hora de hacer su trabajo”.