Cuba manifestó su respaldo a Venezuela en su decisión de apartarse de la OEA y renovó su lealtad al presidente Nicolás Maduro, acosado por la presión internacional.
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"Venezuela ha adoptado la digna decisión de retirarse de la OEA, que firmemente apoyamos, luego de haber enfrentado con valentía el acoso, la injerencia y la ignominia de la que ha sido objeto en esa institución y por parte de su enfebrecido Secretario General", Luis Almagro, señaló la cancillería en un comunicado.
Como se esperaba, el gobierno de Raúl Castro salió en defensa de su mayor aliado y aprovechó para lanzar una nueva descarga contra la Organización de Estados Americanos (OEA), de la que fue expulsada la isla en 1962 por presión de Washington.
El país fue readmitido en 2009, pero el gobierno socialista rehúsa regresar por considerar a la OEA como un instrumento "de dominación imperialista" de Estados Unidos.
En su declaración, la cancillería criticó la convocatoria a una próxima reunión de cancilleres de la OEA para analizar la difícil situación en Venezuela (motivo alegado por Caracas para anunciar su retiro), al señalar que la misma está encaminada a "continuar hostigando al gobierno venezolano".
Al mismo tiempo, agregó, "constituye otra acción coherente con el tradicional papel de esa organización como instrumento de dominación imperialista en el hemisferio; a fin de resquebrajar la soberanía, la independencia y la dignidad de Nuestra América".
Para Cuba, la OEA está alineada con los "propósitos de derrocar" a Maduro y "merece el más profundo repudio" porque "conspira y subvierte a gobiernos genuinos y legítimamente constituidos con demostrado respaldo popular".
El gobierno de Castro, que mantiene un trato económico privilegiado con Caracas que le permite recibir petróleo subsidiado, renovó sin reservas su lealtad a Maduro.