El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, celebraba este lunes la victoria en el referéndum constitucional del domingo que amplía sus poderes, al tiempo que la oposición pedía la anulación de una votación que puso de manifiesto las divisiones del país.
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La reforma constitucional obtuvo una ajustada victoria con el 51,4% de votos a favor del "sí", según los resultados provisinales difundidos por los medios de comunicación.
Erdogan ganó, pero no obtuvo el triunfo contundente al que aspiraba y para el cual lanzó todas sus fuerzas en la batalla.
Cuando se aplique la reforma, cuyos puntos principales entrarán en vigor en las próximas elecciones de 2019, el presidente tendrá todo el poder ejecutivo en sus manos y una fuerte influencia sobre los poderes judicial y legislativo, pudiendo gobernar por decreto.
Erdogan, que celebró el domingo una decisión "histórica", presidirá este lunes un consejo de ministros en el palacio presidencial de Ankara, indicó la prensa turca.
Previamente, habrá reunido al Consejo Nacional de Seguridad para prolongar el estado de emergencia que rige desde el 15 de julio pasado, a raíz de un golpe de Estado fallido.
El responsable del Alto Consejo Electoral (YSK) confirmó la victoria del "sí", diciendo que obtuvo 1,2 millones de votos más que el "no".
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Sin embargo, los dos principales partidos de la oposición denunciaron "manipulaciones" y pidieron el recuento de votos e, incluso, la anulación de la votación.
"Solo hay una decisión que tomar": que "el Alto Consejo Electoral (YSK) anule el referéndum", declaró en la mañana de este lunes Bulent Tezcan, vicepresidente del Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócratas), citado por la agencia de prensa Dogan.
El CHP, así como el prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP), criticaron duramente la decisión del YSK de aceptar como válidas las papeletas no marcadas con el sello oficial de las autoridades electorales.
La oposición vio en ello una maniobra que posibilita los fraudes.
El líder del YSK, Sadi Güven, rechazó este lunes las críticas, afirmando que esas papeletas eran "válidas".
La campaña del referéndum no fue equitativa, indicó este lunes una misión conjunta de observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y el Consejo de Europa.
Los campos del "sí" y del "no", "no tuvieron las mismas oportunidades", declaró Cezar Florin Preda, integrante de la misión de observación. "Modificaciones tardías en el procedimiento del escrutinio suprimieron importantes garantías", agregó, refiriéndose a la decisión del Alto Consejo Electoral de validar los votos que no estaban marcados con un sello oficial.
"No hablamos de fraudes. No tenemos información al respecto", aclaró Preda, quien añadió que eso no era de su competencia. "Globalmente, el referéndum no estuvo a la altura de los criterios del Consejo de Europa", precisó.
Anticipándose a eventuales críticas, Erdogan exigió en la noche del domingo a las organizaciones internacionales y a los otros países "respetar la decisión de la nación".
La prensa cercana al poder saludo de forma unánime la victoria del "sí", pero los medios opositores ponían en duda la legitimidad del referéndum.
– ¿Pena de muerte? –
La campaña del referéndum estuvo marcada por una extrema virulencia que agudizó la polarización de la sociedad. Los dirigentes oficialistas acusaron a los partidarios del "no" de ser cómplices de los "terroristas" y de los "golpistas".
La canciller alemana, Angela Merkel, exhortó este lunes a Erdogan a un "diálogo respetuoso" en Turquía tras una "campaña electoral dura" que dividió profundamente el país.
En los últimos meses se registró, además, una degradación de las relaciones entre Turquía y la Unión Europea, después de que el presidente acusara de "prácticas nazis" a algunos países europeos que habían prohibido actos de la comunidad turca a favor del "sí".
El domingo, Erdogan evocó la posibilidad de organizar un nuevo referéndum sobre el restablecimiento de la pena de muerte, una línea roja para la Unión Europea, como recordó este lunes el ministro francés de Relaciones Exteriores.
Con la nueva Constitución, Erdogan podrá permanecer en el poder hasta el año 2029. Entre 2003 y 2014, hasta su elección para la presidencia, ocupó el cargo de primer ministro.
Durante la campaña, el Gobierno insistió en que la reforma constitucional era indispensable para garantizar la estabilidad de Turquía y permitirle afrontar los desafíos de seguridad y económicos.
Por su parte, la oposición y las ONG lamentaron una campaña desequilibrada, marcada por una presencia predominante de los partidarios del "sí" en los medios de comunicación y la encarcelación de dirigentes prokurdos y periodistas críticos.
Por Gokan GUNES