Un año y medio después de vivir uno de los peores ataques de Estados Unidos, la ciudad californiana de San Bernardino volvió a ser este lunes víctima de un tiroteo, que dejó un niño de ocho años y una maestra muertos.
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El agresor abrió fuego en una escuela primaria e hirió a otro niño, en estado crítico, antes de suicidarse.
La policía baraja la hipótesis de un asesinato seguido de un suicido, porque "un hombre sucumbió a sus propias heridas", explicó en una rueda de prensa el teniente Mike Madden, del Departamento de Policía de San Bernardino, ciudad situada al este de Los Ángeles.
Según las primeras investigaciones, alrededor de las 10H30 (17H30 GMT) Cedric Anderson, de 53 años, abrió fuego en la clase donde estaba Karen Smith, una profesora de la misma edad de la que estaba separado y que falleció.
Un alumno también murió en el acto y otro resultó gravemente herido.
"Vi mucha sangre en la pared. Corrí tan deprisa como pude. Perdí un zapato", contó Brooklyn Johnson, una alumna de 7 años que padece autismo. "Quería mucho a esta maestra", afirmó.
Este incidente recordó el tiroteo de inspiración islamista cometido el 2 de diciembre de 2015 en la misma ciudad, que dejó 14 muertos y se convirtió en uno de los peores atentados desde el 11 de septiembre de 2001.
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– Explosión criminal –
Los alumnos de la clase de Smith son niños con algún tipo de incapacidad o necesitan atención especial.
Los estudiantes que no resultaron heridos fueron trasladados al campus de una universidad cercana.
Peter Mejía, de 11 años, estaba haciendo un examen de matemáticas cuando oyó ruidos muy fuertes. El miedo se apoderó de él cuando llegó la policía y les obligó a salir.
"Tuvimos que caminar con las manos en el aire", contó con pesar.
Cuatro horas más tarde, su madre fue a buscarle en estado de shock. Con los ojos rojos y la mirada perdida, afirmó que estos incidentes "pueden ocurrir en cualquier sitio".
Igual que ella, decenas de padres y madres tuvieron que esperar largas horas hasta poder reunirse con sus hijos y comprobar que estaban a salvo.
Tyron Edward, padre de una niña de 7 años, no pudo contener su angustia.
"Corrí a la escuela y pasé el cordón policial sin detenerme", reconoció.
– Malos recuerdos –
Hace un año y medio, el país enteró fue testigo de la matanza perpetrada por un matrimonio musulmán en San Bernardino.
La pareja mató a 14 personas e hirió a otras 21 durante la fiesta de navidad organizada por la empresa en la que trabajaba el hombre.
El grupo yihadista Estado Islámico (EI) no se adjudicó directamente el atentado, pero felicitó a los autores de la masacre, calificándoles de "soldados" de su autoproclamado califato.
La mujer juró lealtad al EI.
En junio del año pasado, 49 personas perdieron la vida y otras 50 resultaron heridas cuando un hombre atacó un bar gay de Orlando (Florida, sureste).
El incidente sí fue reivindicado por el grupo yihadista.
Las autoridades señalaron que todavía no hay indicios para vincular el tiroteo del lunes en San Bernardino con un eventual acto terrorista.
Por Veronique DUPONT