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Gas, perdigones y un muro para detener a la oposición venezolana

La principal autopista de Caracas fue el escenario de la manifestación que llegó hasta la barrera para escribir "Libertad".

Entre nubes de gas lacrimógeno y con las manos en alto, un grupo de manifestantes llegó hasta la barrera que les impedía el paso y con spray azul escribieron "Libertad".

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La principal autopista de Caracas fue el escenario. La oposición desvió su marcha de el jueves hacia la Defensoría del Pueblo para entregar unas firmas que piden la destitución de los magistrados del máximo tribunal de justicia, que la semana pasada se adjudicaron brevemente las funciones del Parlamento de mayoría opositora.

La jornada de protesta se cerró con la muerte de un joven de 19 años, Jairo Ortiz, que recibió un disparo en el pecho cuando la Guardia Nacional disolvía un bloqueo de vía a las afueras de la capital.

Los manifestantes de camino a la Defensoría del Pueblo se toparon con la militarizada Guardia Nacional venezolana, sus bombas y un muro metálico que salía de un camión y bloqueaba la vía.

"¡Somos más que ellos… Vamos pa\'lante!", gritó una mujer con una piedra en la mano, lista para la batalla.

Cuando se acercaba el primer contingente, retumbaron las primeras bombas de gas. La gente retrocedió, pero rápidamente avanzó de nuevo.

"¡Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer!", cantaban unos. "¡Fuera Maduro!", gritaban otros.

Cuando la manifestación intentaba colarse por vías alternas, salía un batallón antimotín y, a punta de gas, balas de goma y chorros de agua, la obligaba a retroceder.

El objetivo era trepar la barrera y enfrentarse a los soldados. "Si cayó el muro de Berlín, cae esa vaina que está hecha de zinc", repetía Armando Artiles.

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Muchos estaban comprometidos con esta idea, que al final no se concretó porque los militares decidieron avanzar.

En el momento más álgido, la Guardia Nacional abrió parte del muro para que avanzara hacia los manifestantes un camión que disparaba chorros de agua y centenares de bombas, varias de las cuales entraron en apartamentos de la zona.

Fue el estacazo definitivo a la pretensión de unas 10.000 personas de llegar hasta el centro, donde está la Defensoría, una zona que el chavismo considera su bastión.

Sin embargo, la protesta no cesó y grupos más pequeños se manifestaban en otros puntos de la ciudad.

"No nos vamos a callar, nos hicieron retroceder, seguiremos hasta que salgan", afirmó Agustín Ovalles, de 32 años, con los ojos llorosos por los gases.

"Dispuestos a todo"

Los más radicales iban adelante. Forman parte de grupos a los que llaman "Resistencia", que recuerdan a los famosos anarquistas Black blocs.

Van con los rostros tapados, algunos usando la bandera venezolana, y no les gusta que los fotografíen.

Llevan piedras y palos para contraatacar a las fuerzas del orden, y unos pupitres destartalados que consiguieron en una escuela cercana para bloquear las vías.

 

En un par de ocasiones, la multitud cantó el himno nacional, con las manos en alto.

La popular gorra con la bandera venezolana se veía por doquier y el lema común de las pancartas era "No+dictadura": la oposición acusa a la corte de servir al presidente venezolano, Nicolás Maduro, que asegura que la oposición quiere llenar las "calles de sangre" para derrocarlo.

Desde lo más alto de la autopista, subieron bolsas con piedras para lanzar a los guardias. Al menos uno resultó herido, constató un periodista de la AFP.

Del otro lado, en medio de la humareda, se veían decenas de manifestantes alcanzados por el gas, llorando, escupiendo, tosiendo, vomitando. Algunos tenían heridas en la cabeza, otros sufrieron quemaduras y cortes.

Por Javier TOVAR

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