El presunto ataque químico que dejó más de 70 muertos en una ciudad rebelde del noroeste de Siria demuestra que los "crímenes de guerra siguen" cometiéndose en ese país, afirmó este miércoles el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
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"Los horribles acontecimientos de ayer demuestran desgraciadamente que los crímenes de guerra siguen cometiéndose en Siria y que el derecho internacional humanitario es violado frecuentemente".
Guterres afirmó que la ONU quería pedir cuentas por esos crímenes y que "confiaba en que el Consejo de Seguridad cumpla con su responsabilidad".
Todas las pruebas apuntan a que el presidente Bashar Al-Ásad está detrás del supuesto ataque químico, afirmó el secretario de Exteriores británico, Boris Johnson, este miércoles.
"Todas las pruebas que he visto sugieren que fue el régimen de Al Asad… usando armas ilegales contra su propio pueblo (…) Es la confirmación de que se trata de un régimen bárbaro que hace imposible a nuestros ojos imaginar que pueda tener la menor autoridad en Siria tras el fin del conflicto".
La oposición siria fue la primera en acusar al "régimen criminal" del presidente sirio Bashar al Asad de haber perpetrado este ataque con "obús con gas tóxico", acusaciones que niega Damasco.
Al menos 72 personas murieron, entre ellos 20 niños, según un nuevo balance publicado este miércoles por el Observatorio sirio de derechos humanos (OSDH) en este bastión rebelde de la ciudad de Jan Sheijun en la provincia de Idlib.