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Columnista critica la crudeza de dos portadas de la tragedia en Colombia

El pasado domingo, una avalancha causó el fallecimiento de 273 en una ciudad sureña de Colombia, Mocoa.

La tragedia abarcó la atención de todos los diarios de Colombia y de muchos medios internacionales.

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La columnista Juanita Riveros criticó la crudeza de dos medios locales, quienes resaltaron en su portada del lunes 3 de abril los cuerpos de algunas de las víctimas.

“¿Vale la pena ser grotescos con una tragedia de cualquier índole solo para vender más? En una era donde el público es (aunque no parezca) más crítico con lo que consume, se exige a los medios ser más respetuosos que nunca con el dolor colectivo”, señaló.

Según Riveros, esa crudeza era innecesaria, y más aún representar el suceso con la foto de mujeres fallecidas y desnudas.

“¿Con qué propósito? ¿Para qué cosificar (tal y como menciona Mar Candela, de “Feminismo Artesanal”) a unas mujeres anónimas de una manera tan burda? ¿Acaso son símbolos de la tragedia (esto entre todas las comillas del mundo), solo por ver las terribles imágenes de su muerte? ¿Para qué? ¿Qué pensarían los familiares, los cercanos de estas mujeres?”, añadió.

“Tenemos a Phan Thi Kim Phúc, corriendo desnuda, quemada por el nápalm en en 1972, quien ahora es activista por la paz, pero que reflejó el sufrimiento de los civiles en la Guerra de Vietnam. También a Omaira Sánchez, en Armero, en 1985, quien murió ante las cámaras y la impotencia de todos los que registraron su sufrimiento. En los dos casos, los informadores trataron de ayudar a estas niñas, con distintos resultados. Sus imágenes fueron certeras y reflejaron humanidad”.

En el caso de Mocoa, solo vemos crudeza y un oportunismo atroz. Solo hay muerte sin más. Solamente más de lo que se ha visto siempre, solo con el hecho de que acá solo hay repulsión y sí,- las ganas evidentes- del clic o de salir con algo de “impacto”.

La columnista resalta que contar una historia tan dura puede llegar a ser solamente basura de tabloide con un encuadre equivocado o la manera en que se presenta una historia. Y el lector de estos tiempos ya no es bobo. Sabe muy bien cuáles son las intenciones del medio, a pesar de que muchas veces ni siquiera lea las noticias antes de comentarlas. Con una imagen, su análisis puede ser más diciente y certero. Y lo que este busca es solidaridad, esperanza y por qué no, algo que vaya más allá de un espectáculo de horror que habla por sí solo y no con una foto desafortunada donde las víctimas que ya no pueden hablar solo sean más carne de consumo. Y nada más.

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