Un atentado con bomba reivindicado por los talibanes devastó este viernes el mercado de una zona mayoritariamente chiita de Parachinar, en Pakistán, dejando al menos 22 muertos y decenas de heridos.
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Los supervivientes contaron cómo entraron en las tiendas del mercado para protegerse tras escuchar una "fuerte explosión" mientras otros acudían en ayuda de los heridos.
Este ataque se produce después de que en febrero una ola de violencia dejara 130 muertos en Pakistán.
"Escuché una fuerte explosión y oí gente que gritaba", contó a la AFP Muhamad Ali, un residente que estaba en el mercado cuando ocurrió el atentado.
"Cerramos las puertas de los comercios ya que pensábamos que podría haber una segunda explosión, pero escuchamos tiros durante un rato y gente gritando y ahí decidimos salir", recordó.
Allí se encontró con una situación de terror, relató Ali, contando como los transeúntes llevaban a los heridos al hospital en cualquier vehículo que tuvieran a mano, mientras llegaban las fuerzas de seguridad.
"Tenemos 22 cuerpos aquí, en el hospital, y 57 heridos, incluidas mujeres y niños", declaró a la AFP Moeen Begum, un cirujano del hospital público de Parachinar, donde tuvo lugar el atentado. Un anterior balance contabilizaba 11 fallecidos.
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El atentado se produjo cerca de una mezquita chiita de Parachinar, capital de Kurram, uno de los siete distritos tribales semiautónomos de Pakistán que se rigen por leyes y costumbres locales.
"Fue un coche bomba, estaba aparcado en el mercado, pero en este momento no está claro si se trata de un atentado suicida", dijo a la AFP el funcionario del Gobierno local Shahid Ali Jan.
– Protestas por la seguridad –
Este distrito ha sido escenario de enfrentamientos entre musulmanes sunitas y chiitas.
Estos últimos constituyen alrededor del 20% de los 200 millones de habitantes de Pakistán. Los grupos armados sunitas los consideran herejes y los ataques en su contra son habituales.
Una facción de los talibanes paquistaníes (TTP), el Jamaat-ul-Ahrar (JuA), reivindicó la acción en un mensaje enviado a la AFP.
El primer ministro, Nawaz Sharif, condenó el ataque y dijo que es un "deber" buscar la "aniquilación completa" del terrorismo en Pakistán, ordenando que se ayude a las autoridades locales.
Sin embargo, la población chiita no tardó en reaccionar, acusando a las fuerzas de seguridad de fracasar en su cometido y hubo pequeñas protestas en Parachinar.
En enero, 24 personas murieron en un ataque con bomba en otro mercado en Parachinar y en febrero otra ola de violencia dejó 130 muertos en todo el país.
Los ataques, reivindicados en su mayoría por el grupo yihadista Estado Islámico o por los talibanes paquistaníes, han mermado el optimismo sobre la posibilidad de poner fin a la guerra que azota Pakistán desde hace una década y media.
Ali y otro testigo denunciaron que las fuerzas de seguridad dispararon a los manifestantes.
"Los terroristas cruzan decenas de controles de seguridad y la ejecución crea interrogantes sobre el progreso de las instituciones de seguridad", dijo a la AFP desde Islamabad, Alama Raja Nasir Abas, líder de una asociación política chiita.