Los islamistas de Boko Haram secuestraron a 22 mujeres en dos ataques en el noreste de Nigeria, informaron el viernes fuentes concordantes.
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En un primer asalto el jueves, los yihadistas atacaron el pueblo de Pulka, cerca de la frontera con Camerún, donde fueron secuestradas 18 chicas.
Los combatientes "llegaron con pick up hacia las 06H00 (05H00GMT) y se llevaron a 14 chicas de máximo 17 años mientras que los vecinos huían", declaró a la AFP un responsable local contactado por teléfono.
"Atraparon a otras cuatro chicas que huían (…) campo a través en las afueras del pueblo", agregó bajo anonimato, por miedo a represalias.
Según este responsable, los atacantes eran miembros de la facción de Abu Mosab Al Barnaui, nombrado el año pasado líder del grupo, en substitución de Abubakar Shekau, por el grupo Estado Islámico (EI), al que Boko Haram juró lealtad en 2015.
Este ataque fue confirmado por otro habitante, que afirmó que las jóvenes fueron secuestradas para convertirse en esposas de los islamistas.
El segundo ataque tuvo lugar el viernes cerca del pueblo de Dumba, a orillas del lago Chad, después de que un pastor se negara a pagar a los yihadistas para obtener su protección, según Adamu Ahmed, miembro de una milicia anti-Boko Haram.
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Le dieron tres días para pagar. El hombre decidió huir con su familia y su rebaño.
"Cuando los hombres armados de Boko Haram vinieron a por el dinero, se dieron cuenta de que se había ido, llevándoselo todo, y decidieron perseguirlo en moto", declaró Ahmed.
"Lo alcanzaron cerca de Dumba, donde lo masacraron y abatieron a 50 de sus bovinos (…) Se llevaron a cuatro mujeres de su familia y el resto del rebaño", añadió.
El nombramiento de Barnaui por el EI suscitó divergencias en el grupo ya que Shekau era muy crítico con las matanzas y los atentados suicida contra los civiles.
Barnaui y su brazo derecho, Mamman Nur – considerado por muchos como el verdadero jefe de la formación – advirtieron a los habitantes de las zonas bajo su control que no tenían nada que temer mientras no cooperasen con el ejército nigeriano.
Pero en estas últimas semanas, sus combatientes intensificaron sus ataques contra las localidades que bordean el lago Chad, principalmente apoderándose de las reservas de comida de los habitantes. También abatieron a varios civiles, a los que acusaron de haber facilitado informaciones a los militares.