La policía de Hong Kong informó a varios activistas de que serán inculpados por participar en las manifestaciones prodemocracia de 2014.
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El anuncio llega un día después de que la nueva jefa del ejecutivo local, Carrie Lam, hiciera un llamamiento a la unidad.
Lam, la favorita de Pekín, fue nombrada el domingo jefa del Gobierno de Hong Kong por un comité electoral compuesto principalmente por afectos a China.
La elección fue calificada de impostura por los militantes prodemocracia, preocupados por el retroceso de las libertades en la antigua colonia británica.
"Mi prioridad es curar fracturas", declaró Lam, que asumirá sus funciones en julio.
El lunes, la policía avisó a nueve personas, que participaron en la llamada Revolución de los paraguas de 2014, de que serán inculpadas, indicó la prensa hongkonesa.
Protestas de los paraguas
Ese movimiento paralizó la ciudad e hizo salir a miles de personas a la calle durante varias semanas para reclamar, en vano, un verdadero sistema de sufragio universal para las elecciones de 2017.
Tanya Chan, diputada del Partido Cívico, dijo a la AFP que la policía le llamó para anunciarle que sería inculpada por alteración del orden público, un delito que podría costarle siete años de cárcel.
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"Me dijeron que estaba relacionado con la \'ocupación ilegal\' de 2014", declaró, y acusó al actual líder del ejecutivo, Leung Chung-yin, del que Lam era adjunta hasta enero.
Chan fue detenida en las manifestaciones, pero nunca inculpada. El lunes se tenía que presentar en comisaría, antes de comparecer el jueves ante la justicia.
Raphael Wong, de la Liga de los Socialdemócratas, también dijo a la AFP que sería acusado de alteración del orden público, así como el profesor Chan Kin-man, uno de los fundadores del movimiento 'Occupy Central'.
Preguntada por la prensa, Lam afirmó que el sistema judicial era "independiente".
El territorio semiautónomo de Hong Kong disfruta hasta 2047, en teoría, de unas libertades inexistentes en la China continental, en virtud del principio "un país, dos sistemas", que prevaleció cuando Hong Kong volvió a ser parte del gigante asiático en 1997 y que está destinado a proteger el estilo de vida hongkonés.
