Angela Merkel parecía inamovible hasta hace pocos meses, pero la canciller alemana está ahora amenazada por su rival socialdemócrata, Martin Schulz, que lanza este domingo su campaña para "destronarla".
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En un congreso extraordinario del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), en Berlín, Schulz asumirá de forma oficial las riendas de la formación y explicará su plan de batalla ante las elecciones legislativas de septiembre.
Schulz, de 61 años, expresidente del Parlamento europeo, será investido este domingo presidente del SPD, sucediendo en el cargo al actual vicecanciller y ministro de Exteriores alemán, Sigmar Gabriel.
Según los medios alemanes, podría obtener más del 90% de los votos, y acercarse a un récord de 1948 (99,71 %). En diciembre de 2015, Gabriel había obtenido el 74,3 %.
Viento en popa en sondeos
Desde que fue designado candidato del SPD a la cancillería (jefatura de gobierno) en las elecciones legislativas del 24 de septiembre, los sondeos se muestran alentadores para Martin Schulz frente a una Angela Merkel que aspira con los conservadores a un cuarto mandato.
A nivel nacional, el partido de Schulz está empatado con el de la canciller, en torno al 30 % de la intención de voto.
Además, el responsable socialdemócrata recibió el domingo un importante aval del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que mantiene relaciones complicadas con Angela Merkel pese a ser de centro-derecha.
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"Tanto Martin Schulz como Angela Merkel tienen las cualidades para ser canciller".
La canciller se muestra, por su parte, serena. "La competencia es estimulante", afirmó el viernes, aunque un miembro de su entorno confía en privado que "la situación es difícil".
La hipótesis de una derrota de Merkel, pese a las críticas contra la llegada de más de un millón de refugiados a Alemania, parecía impensable hasta hace pocos meses. El SPD, socio minoritario en la coalición de los conservadores a nivel federal, se quedaba en torno al 20 % de intención de votos.
"Robin Hood"
Pero la decisión de Schulz de dejar el Parlamento europeo, que presidió durante cinco años, y hacer campaña en lugar de Sigmar Gabriel, poco popular, ha cambiado la situación.
Considerado muy buen orador, Schulz no ha ocupado ningún cargo de importancia en Alemania. Ello le permite no endosar la política gubernamental, en la que su propio partido participa en el seno de la coalición, y presentarse como un hombre nuevo.
Su atípico recorrido y sus orígenes modestos, combinado con un discurso muy izquierdista, le confieren un aura popular que suaviza su perfil "de Bruselas", una indudable ventaja en momentos en que el euroescepticismo gana adeptos en Europa.
"Mi intención de aplicar políticas que hagan un poco mejores las condiciones de vida de las personas que trabajan duro, encuentra bastante apoyo".
Schulz quiere enmendar las reformas al mercado de trabajo llevadas a cabo por el excanciller del SPD Gerhard Schröder entre 2003 y 2005.
Esas reformas permitieron a Alemania reducir el desempleo a un nivel históricamente bajo, aunque ha creado una generación de "trabajadores pobres" y precarios.
La izquierda radical no excluye una eventual coalición con el SPD tras las elecciones. Los conservadores y la patronal, por su parte, hablan de "populismo". Ese giro a la izquierda le ha valido a Martin Schulz ser llamado por la prensa alemana el "Robin Hood del SPD".