Ocho miembros de un grupúsculo alemán de extrema derecha calificado de "terrorista" compareció este martes ante la justicia por una serie de ataques cometidos en 2015 contra refugiados y adversarios políticos.
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Siete hombres de 19 a 39 años y una mujer de 28 serán juzgados desde ahora y hasta septiembre en Dresde (este) por "proyecto terrorista", "intento de asesinato" y "heridas corporales", entre otras acusaciones.
El acta de la acusación, leída este martes por la mañana, les atribuye cinco ataques con explosivos entre julio y noviembre de 2015 en Freital, en los suburbios de Dresde, contra albergues de demandantes de asilo y representantes de la izquierda local. Esos ataques causaron dos heridos.
"Mediante esas acciones quisieron crear un clima de miedo y represión" afirmó el fiscal, Jorn Hauschild.
El largo juicio se lleva a cabo en una sala especialmente habilitada en la periferia de la capital de la región, con sus propias celdas de prisión, en un inmueble inicialmente previsto para acoger a refugiados.
La audiencia está rodeada de enormes medidas de seguridad en un Estado donde nació el movimiento islamófobo Pegida, convertido en emblema de la animadversión hacia los migrantes.
El caso empezó a mediados de 2015, cuando en Freital se celebraran importantes manifestaciones en las que se denostaba a los "criminales extranjeros" y a los "cerdos solicitantes de asilo", todo ello haciendo el saludo 'hitleriano'.
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Según la fiscalía, los acusados se procuraron "gran cantidad de explosivos" en la República Checa para atacar los albergues de refugiados así como "las viviendas, oficinas y vehículos" de sus adversarios políticos.
La acusación les atribuye un primer ataque contra el coche del líder local del partido de izquierda Die Linke en la noche del 27 al 28 de julio 2015, suceso que no dejó heridos.
En la noche del 19 al 20 de septiembre, en el momento de mayor flujo de solicitantes de asilo, los miembros del grupo habían lanzado una carga explosiva por la ventana de la cocina de un centro de refugiados, según la acusación.
La noche siguiente, según la fiscalía, lanzaron ladrillos y artefactos artesanales con ácido contra unas viviendas asociativas en construcción, hiriendo a una persona.
Además, la noche del 31 de octubre tres cargas explotaron en las ventanas de un centro de refugiados. Un habitante resultó herido con varios cortes en la cara.
Los acusados, implicados en diversos grados, se exponen a cadena perpetua si se reconoce el "intento de asesinato" y a una pena de diez años por el cargo de "proyecto terrorista".
Solamente una de las acusadas, Maria Kleinert, presentó sus disculpas este martes a través de su abogado. "Toma distancia de lo que ha hecho", aseguró el letrado, Endrik Wilhem.
Alemania registró el año pasado unos 3.500 ataques contra refugiados y solicitantes de asilo, un promedio de diez al día. Unas 560 personas resultaron heridas, entre ellas 43 niños, según el ministerio del Interior.
Solamente en el Estado-región de Sajonia, que representa el 5% de la población alemana, la asociación RAA de ayuda a las víctimas denunció el año pasado 437 agresiones racistas, frente a las 477 del año anterior.
Por Andrea HENTSCHEL y y Coralie FEBVRE en Berlin