En una demostración de fuerza ante su propio partido, que lo incita a renunciar por el escándalo de empleos ficticios, François Fillon convocó a sus simpatizantes a participar en una manifestación de apoyo para mantener su candidatura.
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Su propia esposa, Penelope Fillon, se expresó por primera vez en público y le aconsejó luchar "hasta el final", en una entrevista que publica este domingo el Journal du Dimanche.
"Es el único candidato con la experiencia (…), el proyecto y la determinación necesarios para dirigir Francia".
Y aunque le aconseja seguir en la campaña, dice que "es él quien decidirá".
Su decisión puede depender de lo que ocurra en esta manifestación popular, organizada no lejos de la Torre Eiffel, en la que se espera a decenas de miles de personas.
Esta convocatoria parece ser uno de los últimos cartuchos de Fillon para salvar su candidatura presidencial, fracturada por un escándalo de supuestos empleos ficticios como asistentes parlamentarios en beneficio de su propia esposa y dos de sus hijos.
En la entrevista, Penelope Fillon niega el carácter ficticio del empleo y afirma que realizó "tareas muy variadas" para su marido cuando este era diputado.
En todo caso, unos 250 dirigentes y cargos electos de su familia política ya le han retirado el apoyo a Fillon.
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Este había declarado que se abandonaría la carrera presidencial si era inculpado por la justicia, pero luego ha incumplido su palabra, diciendo que se sometería exclusivamente al "sufragio universal", lo que ha ahondado la hemorragia de abandonos.
A todo ello se añaden unos sondeos devastadores. Fillon, gran favorito ante la elección presidencial tras su triunfo en las primarias de la derecha y el centro de noviembre pasado, aparece ahora claramente superado, según las encuestas, por la dirigente de extrema derecha Marine Le Pen y por el centrista Emmanuel Macron.