Los aliados de Washington, expectantes ante el rumbo diplomático de la nueva administración estadounidense, se mostraron aliviados este viernes con relación al conflicto en Siria, después de que el secretario de Estado, Rex Tillerson, diera su apoyo a las negociaciones de paz en el marco de la ONU.
PUBLICIDAD
Al margen del G20 celebrado estos días en Bonn, Alemania, se produjo el primer encuentro de este grupo de "afines" (una decena de países occidentales y árabes, así como Turquía) a la rebelión desde que el presidente Trump entrara en el cargo hace casi un mes.
Tras la reunión, Berlín y París manifestaron su alivio: "Ha quedado claro que queremos en todos los casos una solución política en el marco de la ONU, declaró el jefe de la diplomacia alemana, Sigmar Gabriel, anfitrión del G20.
"Es importante y necesario que haya un diálogo estrecho con Estados Unidos sobre la cuestión siria (…) Hemos comprobado esta mañana que estamos todos de acuerdo", afirmó su homólogo francés, Jean-Marc Ayrault.
Las precedentes sesiones de negociaciones en Ginebra en 2016 fracasaron debido a la violencia sobre el terreno y el inmenso abismo entre los beligerantes sobre la transición política y la suerte del dirigente sirio Bashar al Asad, quien reiteró el jueves en una entrevista a medios franceses que consideraba a todos los grupos armados de la oposición como "terroristas".
"Nosotros pedimos a (Moscú), padrino del régimen, que lo presione para que deje de considerar como terrorista a toda la oposición, porque si no, en Ginebra no habrá discusión", advirtió Ayrault.
Según una fuente occidental, Tillerson ha sido muy claro sobre la necesidad de enviar un mensaje a los rusos: "nos ha explicado que no habría cooperación militar con los rusos mientras no se distancien de la posición de Damasco sobre la oposición".
PUBLICIDAD
Del lado europeo, la presión sobre Moscú se hará a través de la reconstrucción, indicó Ayrault. "Hemos dicho que, mientras siga el régimen actual, ni hablar de financiar la reconstrucción" del país, señaló.
– Señales tranquilizadoras-
Rex Tillerson, estrella involuntaria de esta cumbre del G20 que concluyó a mediodía, ha sido sondeado sobre la postura estadounidense a propósito de Rusia, Irán, Oriente Medio o el comercio mundial, asuntos sobre los que la administración Trump ha dado mensajes ambiguos o contradictorios.
Sobre la nueva relación con Moscú, Tillerson ha evocado una voluntad de acercamiento atenuada, aceptando la cooperación aunque con condiciones, y pidiendo a Rusia que respete los acuerdos de paz en Ucrania, enviando así señales tranquilizadoras a sus socios.
Por otro lado, el secretario de Estado estadounidense y su homólogo chino, Wang Yi, se reunieron este viernes, en el primer encuentro de alto nivel desde la elección del presidente Trump.
La presencia del ministro chino en el G20 y más aún, el encuentro con su homólogo estadounidense, parecían poco probables por el cisma abierto entre Pekín y Washington, pero finalmente se salvaron las distancias, y Wang y Tillerson se reunieron por la mañana para discutir sobre los asuntos que causan fricción entre ambas potencias, tales como Taiwán, las contestadas islas en el mar de China Meridional, el comercio y Corea del Norte.
Según un responsable estadounidense, Tillerson le habría pedido a su homólogo ayuda para "moderar" al régimen de Pyongyang tras un nuevo lanzamiento de misil.
Otro país que también debe fijar posición es Turquía, que interviene militarmente en el norte de Siria.
Sostén de la rebelión y enemiga acérrima del presidente Bashar al Asad durante años, en las últimas semanas Turquía se acercó a Rusia, principal aliado del régimen.
Ankara ha promovido junto a Rusia e Irán un alto el fuego en Siria y un proceso de negociación en Kazajistán que no logrado grandes avances hasta la fecha.
Con el fin del G20, la atención se desplazará a Múnich, donde se celebra la Conferencia sobre la Seguridad, gran cita anual sobre la Defensa.
Esta vez, las miradas girarán hacia el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, que entre otros se reunirá con la canciller alemana, Angela Merkel.
Por Cécile FEUILLATRE