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Las camisolas, pantalonetas y pelotas han acompañado a don Julio Tzic por más de 25 años. Sin embargo, la venta informal ha sido parte de su vida desde que tenía nueve años de edad.
“Los inicios de comerciante los tuve desde mi nacimiento, cuando mis padres emigraron del altiplano a la ciudad para un mejor futuro, pero se dieron cuenta que no era como esperaban”, comenta Julio a sus 60 años.
El comerciante recuerda que su madre vendió diversidad de productos en la calle para poder sobrevivir con su familia. “Desde los nueve años, salía a las calles con mi viejita, íbamos a eventos deportivos, después tuvo una venta de chicles en la 4a. calle y 6a. avenida de la zona 1”, comenta, mientras atiende a un cliente que busca medias deportivas.
Buen negocio
“Les recomiendo a los padres que eduquen a sus hijos para que salgan adelante, el negocio no es malo, los sueños se pueden cumplir luchando verdaderamente sin hacerle daño al prójimo”, aconseja don Julio Tzic.
Él tuvo su primer venta informal en la 6a. calle y 4a. avenida de la zona 1. Posterior a ello, se trasladó a la 9a. calle y 6a. avenida, donde permaneció unos 25 años.
Después de estar más de 50 años en las calles, don Julio está por cumplir siete años en el local 151 del sector 2, de la Plaza El Amate, en donde mantiene sus productos deportivos, negocio con el que asegura pudo sacar adelante a sus cuatro hijos. “No les digo que el negocio sea malo, pero los quiero ver en otro lugar mejor”.
Don Julio explica que todos los días tiene venta en El Amate, pero afirma que los fines de semana es cuando las familias llegan a buscar diversidad de productos.
"A mis hijos no les digo que el negocio sea malo, pero los quiero ver mejor". Julio Tzic, comerciante.