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Artur Mas advierte a Madrid sobre no "atacar la autonomía catalana"

En entrevista, el expresidente de Cataluña, Artur Mas, advirtió al gobierno español sobre implementar medidas para impedir el referéndum independentista.

Enjuiciado por organizar una consulta independentista en 2014, el expresidente de Cataluña, Artur Mas, advirtió al gobierno español sobre implementar medidas drásticas para impedir el referéndum de autodeterminación previsto por su sucesor, Carles Puigdemont, en septiembre.

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Horas después de declarar por desobediencia y prevaricación, en entrevista con la AFP, Mas criticó la falta de diálogo del ejecutivo de Mariano Rajoy, a pesar de la mayoría absoluta independentista en esta rica región de 7.5 millones de habitantes y reconoce que la inestabilidad internacional puede jugar en contra de su causa.

 

¿Por qué califica su juicio por desobediencia de juicio político?

"Es un juicio que se produce como consecuencia del gran éxito que se produjo en la consulta del 9 de noviembre de 2014. Esas 2,3 millones de personas que fueron a votar (sobre la independencia de Cataluña) desbordaron cualquier previsión, irritaron al gobierno español que fue acusado de tibio y provocaron una sobrerreacción (…) Se están vulnerando derechos democráticos esenciales y fundamentales como la participación ciudadana y como el derecho a la libre expresión".

 

Su sucesor Carles Puigdemont prevé celebrar un referéndum vinculante de autodeterminación en septiembre que el gobierno español quiere impedir incluso, según la prensa, suspendiendo algunos de los poderes del gobierno regional. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias?

"Los que piensen en una intervención de la autonomía catalana tienen que medir bien sus fuerzas porque no saben cuál será la reacción catalana. Es fácil hablar de intervenir la autonomía (…) pero en función de cuál sea el grado de agresividad, la reacción de la sociedad catalana puede ser también muy fuerte. Será democrática y será pacífica pero será muy fuerte".

 

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¿Porqué la estrategia de los independentistas está centrada en la llamada "movilización permanente"?

"Para alterar el 'statu quo' Cataluña no tiene armas institucionales pero tiene el poder de convocatoria de mucha gente (…) Cuando llegue el momento más álgido deberá haber mucha gente en la calle, organizada y durante muchos días porque fuera de nuestra realidad administrativa, en Europa y el mundo, deben entender que éste no es un movimiento organizado por los políticos catalanes, es un movimiento canalizado por parte de los políticos catalanes pero que tiene su raíz en el pueblo".

 

En Europa y el mundo hay mucha inestabilidad actualmente. ¿Puede jugar eso en contra del independentismo?

"Somos plenamente conscientes de que hay muchos alborotos en todos sitios. Pero siempre los habrá, no hay momentos dulces, siempre habrá motivos para decir que no. (…) Como supone alterar el 'statu quo' existente, siempre molestará a alguien. Si buscamos el momento ideal no lo encontraremos. Ahora tenemos un país en movimiento, tenemos cuatro o cinco años acumulados en que hemos hecho muchas cosas, tenemos un parlamento con mayoría absoluta a favor del Estado catalán, tenemos que aprovecharlo".

"Nuestro movimiento no es populista, es exactamente al revés que un movimiento populista. Estamos a favor del proyecto europeo, de la Unión Europea, del euro, de acoger refugiados (…) Somos la antítesis".

 

Tras ser reinvestido en noviembre, el ejecutivo conservador de Mariano Rajoy prometió reanudar el diálogo con las autoridades catalanas aunque sin negociar un referéndum. ¿Hay tiempo todavía para un acuerdo?

"Me gustaría que la palabra 'diálogo' que utiliza el gobierno español en este momento fuera una palabra con contenido y que fuera de verdad. (…) Entiendo que no nos concedan la independencia en 48 horas, entiendo además que no la quieran, lo que no entiendo es que no quieran hablar con un territorio como Cataluña que después de unas elecciones con 75 % de participación tiene un parlamento que apuesta por la independencia".

"La aspiración de la sociedad catalana es bastante clara. Como mínimo la mitad de la gente quiere un Estado catalán. Y la otra mitad puede ser que no lo quieran pero están dispuestos a hablar de mejoras sustanciales del autogobierno. Y delante nos encontramos un gobierno español que niega la realidad y que dice que 'no' a todo".

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