Hace un año, la activista danesa Anja Ringgren Loven encontró al pequeño de dos años deambulando por las calles de Nigeria.
El niño estaba sucio, hambriento, demacrado, desnudo, desnutrido y con su vientre repleto de lombrices.
Cuando Anja lo encontró le dio de beber agua de una botella, una escena que quedó inmortalizada en una foto y que conmovió al mundo.
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Ella lo tomó en sus brazos, lo cubrió con una manta y lo llevó a un hospital. Desde ese momento la vida del pequeño cambió.
La activista le puso el nombre de “Hope”, quien había sido abandonado por sus padres porque creían que era brujo.
La madre adoptiva del pequeño publicó unas fotografías donde se ve al menor completamente repuesto, saludable y muy feliz porque por fin podrá acudir a la escuela.
La activista fue quien compartió la foto del antes y después.
Cientos de donaciones
Luego de que Anja lo encontrara, pidió en su cuenta de Facebook que se hicieran donaciones para solventar los gastos médicos del pequeño.
La mujer que dirige la ONG African Children’s Aid Education and Development Foundation señaló que recibió más de un millón de dólares en donaciones.