"Toda vida es sagrada, hagamos avanzar la cultura de la vida como respuesta a la lógica del descarte y a la caída demográfica", dijo el papa Francisco, durante la llamada Jornada Mundial de la Vida.
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"Recemos juntos por los niños en peligro de interrupción del embarazo y por las personas que se acercan al final de su vida", añadió el pontífice durante la tradicional oración del Ángelus de los domingos en la plaza San Pedro del Vaticano.
Desde su llegada al Vaticano, el Papa ha denunciado varias veces la caída de la natalidad en Europa, en particular en Italia.
En su encíclica "Laudato si", publicada en junio de 2015, ya afirmó que "el crecimiento demográfico es plenamente compatible con el desarrollo integral y solidario".
Igual que sus antecesores, Francisco, fiel a la doctrina de la Iglesia católica, es un detractor acérrimo del aborto.
El año pasado, durante el llamado Jubileo de la Misericordia, hizo sin embargo un gesto hacia las mujeres que se arrepientan de su aborto, permitiendo a los curas que las absuelvan de lo que la Iglesia considera un pecado, algo que hasta entonces solo podían hacer los obispos.