Brunhilde Pomsel, secretaria de Joseph Goebbels, falleció en Alemania a la edad de 106 años el viernes pasado, el día de la conmemoración de las víctimas del Holocausto.
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La protagonista de un documental estrenado en 2016, "falleció el 27 de enero", declaró el lunes a la AFP Christian Kroenes, director del documental titulado "A German Life" (Una Vida Alemana).
"Estuvimos en contacto el 11 de enero pasado, día de su cumpleaños. Estaba llena de energía y de esperanza para el futuro", dijo Kroenes.
Desde 1942 hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, Pomsel trabajó como secretaria y estenógrafa de Joseph Goebbels, uno de los jefes más temidos e influyentes del régimen nazi de Adolf Hitler.
Considerada como uno de los últimos testigos, e inclusive el último aún en vida de los círculos del poder nazi, Brunhilde Pomsel afirmaba al igual que una gran parte de los alemanes de su generación que no había estado al corriente de los campos de concentración y exterminio.
"¿Debo reprocharme no haberme interesado por la política?", preguntaba Pomsel en el documental.
"No sabíamos nada" de los campos de exterminio. "Nosotros mismos estábamos en un gigantesco campo de concentración", decía refiriéndose a la represión de cualquier oposición al régimen nazi y a la omnipotencia de la policía política.
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Brunhilde Pomsel afirmaba que se enteró de la existencia de los campos de concentración recién en 1950, cuando fue liberada por los soviéticos, tras cumplir una pena de cinco años de detención.
"No podía resistir, formaba parte de los cobardes", agregaba Pomsel en el documental.
Pomsel falleció poco después de haber terminado una autobiografía cuya publicación está prevista para marzo.
Ella concebía el libro como un mensaje frente a la subida del populismo de derecha en las democracias occidentales, dijo Kroenes.
"Frente a la evolución política en Europa y Estados Unidos, frente al creciente nacionalismo en Europa, el auge del populismo de derecha en el mundo y la elección de Donald Trump, ella calificaba sus recuerdos de señal de alarma para las generaciones actuales y futuras", dijo Kroenes.
Esta evolución política es "terrible, absolutamente terrible", dijo Pomsel recientemente a la AFP.
Pomsel contaba que había ido "aclamar" a Hitler a partir de 1933 porque no sabía "lo que iba a pasar".
Alemania sigue obsesionada por el nazismo y efectuó un profundo trabajo de análisis de su pasado, pero en numerosas familias alemanas el papel de su parientes en la máquina totalitaria nazi sigue siendo un tema tabú.
El arrepentimiento alemán dio lugar días pasado a una polémica pública tras las declaraciones de un dirigente del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), que consideraba lamentable la existencia de un memorial de la Shoah (exterminio de los judíos por los nazis) en Berlín.
Durante décadas, cuadros nazis y de las SS (fuerzas de choque nazis involucradas en el exterminio de judíos) escaparon a la justicia.
Sin embargo, desde 2011 la justicia alemana reactivó investigaciones contra los últimos sobrevivientes.
Pero, debido a la edad y al estado de salud de la mayoría, sólo una puñado de ellos fueron juzgados y condenados.
En junio pasado, en una entrevista a la AFP, Brunhilde Pomsel había dicho que tenía "la conciencia tranquila".
"Sobre Goebbels puede decirse una cosa, era un excelente actor", dijo Pomsel, para quien la imagen de "enano rabioso" que vociferaba y gesticulaba ante las multitudes era un papel que él interpretaba.
En el trajín cotidiano Goebbels era "frío" y calmado, afirmaba Pomsel.