La joven Lucía Samayoa fue reportada como desaparecida el pasado 5 de octubre. Su foto se volvió viral en pocos minutos, ya que como en muchas otras ocasiones, las redes sociales han apoyado en propagar la alerta.
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En un testimonio publicado en la revista Look Magazine, la joven habló del secuestro y cómo fue abordada minutos antes de perder el conocimiento.
El día de la desaparición
Ese miércoles, Lucía salió un poco más tarde de lo normal de su casa y dejó su celular. No le causó mayor preocupación, ya que saldría temprano.
Según relata, caminaba por la Universidad de San Carlos de Guatemala en busca de información sobre la carrera de veterinaria cuando un grupo de hombres la abordó para “testear” unos productos, una práctica muy común en dicho centro estudiantil.
“Era una encuesta como cualquier otra en donde probé un pastelito que iba a estar a la venta y un jugo de manzana natural. En menos de un minuto, perdí el conocimiento”, narró.
Cuando recobró el conocimiento, estaba en un lugar desconocido, atada y con los ojos vendados. “Simplemente estaba en shock. No podía hablar, no podía llorar, mucho menos gritas, porque simplemente no sabía que estaba pasando”.
Según narró, en el lugar en donde estaba había también una joven de unos 20 años, a quien se la llevaron entre gritos de dolor.
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“Cuando ya no escuché más gritos me volvieron a hacer tomar algo más y de nuevo perdí el conocimiento. No sé qué es peor, saber si te hicieron daño o no y estar consciente de eso o perder el conocimiento”.
Samayoa cuenta que al despertar recibió instrucciones de una mujer, quien la amenazó si no las cumplía. La dejaron libre en un lugar desconocido. Según la joven, sentía pánico de pensar que toda esa gente era cómplice y que cualquier movimiento que hiciera, la matarían.
“Luego de que me dejaron libre lo primero que hice fue pedir ayuda a Migración”, narró e indicó que ya muchos la reconocieron pues sus fotos habían circulados las horas anteriores.
“La trata de personas es real, ocurren secuestros a diario y la mayoría terminan en tragedia”, señaló. Además, indicó que luego de ese tormento, tuvo que soportar el acoso, las burlas y las especulaciones en su contra.
Recriminó que la mayoría comentarios (con diferentes especulaciones y críticas) venían de mujeres. Aseguró que está feliz de poder estar contando su historia y no ser parte de las estadísticas de asesinato.
“Estamos tan acostumbrados a leer y escuchar de asesinatos y secuestros, que cuando ocurren y no tienen una tragedia como final, lo primero que se les viene a la mente es ‘seguramente se fue de fiesta’”, finaliza.
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