Aunque por el momento sigue en prisión, el exdictador panameño Manuel Noriega recibirá el beneficio de arresto domiciliario para que pueda prepararse para una cirugía neurológica, informó el lunes uno de sus abogados.
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Ezra Ángel, del equipo jurídico de Noriega, dijo por teléfono a The Associated Press que la decisión fue dispuesta por una sala penal de la Corte Suprema de Justicia. Agregó que la medida aún no ha sido ejecutada, por lo que el exgobernante continúa en prisión. Una fuente de la Corte Suprema, que pidió no ser identificada porque no estaba autorizada para comentar el caso, confirmó el fallo a la AP.
Estado de salud
Noriega, de 82 años, será sometido a una cirugía para retirarle un tumor benigno de la cabeza. A fines del mes pasado, la justicia panameña ordenó su traslado a un hospital, pero los abogados apelaron esa medida con el fin de insistir en que el exgeneral fuese enviado a su casa para la fase preparatoria.
Los abogados, médicos particulares y familiares de Noriega expresaron temor ante la posibilidad de que el exdictador, de 82 años, contrajera alguna infección en el hospital antes o después de la intervención. "Los médicos requieren que el tratamiento (precirugía) se haga en casa. Es más conveniente para un paciente frágil de salud", señaló el abogado a la AP. No se ha informado la fecha de la cirugía.
Extradición
El exdictador, expulsado por la invasión de Estados Unidos el 20 de diciembre de 1989, fue extraditado por Francia en diciembre de 2011 tras pagar dos décadas de cárcel en Estados Unidos y París por narcotráfico y lavado de dinero.
Inmediatamente después de su repatriación, Noriega fue trasladado a una cárcel situada en un sector boscoso al norte de la capital y cercana al Canal de Panamá para que purgase varias condenas por el asesinato de opositores. El exdictador, que tomó el control del país en 1983, sufrió al menos un desmayo en la celda y se le hospitalizó en varias ocasiones tras su regreso por problemas pulmonares y de hipertensión.
Los médicos particulares descubrieron el tumor a Noriega después de su regreso, y el año pasado dijeron que estaba creciendo y podría comprometer seriamente su salud. Durante su largo presidio en Estados Unidos, Noriega sufrió al menos dos derrames cerebrales, según sus galenos.
La expulsión de Noriega en 1989 representó el fin de