Un año después de su entrada en vigor, el histórico acuerdo sobre el programa nuclear iraní se ve debilitado por la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, hostil al pacto, considerado como uno de los grandes éxitos del presidente iraní, Hasan Rohani.
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El 16 de enero de 2016 una gran parte de las sanciones internacionales impuestas a Irán fueron derogadas a cambio de restricciones al programa nuclear de la República Islámica, disposiciones previstas por el acuerdo firmado seis meses antes entre Teherán y seis potencias mundiales (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia y Alemania).
El primer aniversario, este lunes, coincide casi con la investidura del nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, prevista el viernes.
Trump no dejó de criticar el acuerdo. Durante su campaña prometió romperlo. Recientemente lo volvió a calificar de "horrible". Además, designó a personalidades abiertamente antiiraníes como futuros cargos clave de su administración, empezando por el futuro secretario de Estado, Rex Tillerson, que quiere una "revisión completa" del acuerdo.
"Estados Unidos hizo todo lo que pudo para retrasar los avances de Irán" tras el acuerdo y su "hostilidad aumenta de día en día", afirmó el domingo Abas Araghchi, viceministro de Relaciones Exteriores que fue jefe de negociadores iraníes del acuerdo.
Pero sea cual fuere, "Obama o Trump, el presidente de Estados Unidos está obligado a anular las legislaciones que vayan en contra" del acuerdo, aseguró.
Para Fuad Izadi, profesor de la Facultad de Estudios Mundiales de la universidad de Teherán, la llegada al poder del republicano se traducirá "seguramente" por un "endurecimiento de la actitud" estadounidense.
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Los expertos, sin embargo, no prevén que se anule el acuerdo, que necesitó años de difíciles y muy complejas negociaciones.
Aunque "la situación se vaya a agravar, el acuerdo no se destrozará (…) ya que sería estúpido. Incluso el primer ministro israelí (Benjamin Netanyahu) y los 'halcones' estadounidenses dicen que no hay que hacerlo", insistió por su parte Naser Hadian, profesor de Relaciones Internacionales de la universidad de Teherán.
– Siguen sin ser 'amigos' –
Según este experto habrá un refuerzo de las sanciones estadounidenses vinculadas a la situación de los derechos humanos en Irán, a su apoyo al "terrorismo" en Medio Oriente y a su programa balístico.
Una eventual acción de Trump contra el acuerdo nuclear chocaría con la oposición de los países europeos, Rusia y China, que se declaran satisfechos con su implementación.
"Todo se desarrolla como estaba previsto", aseguró el representante ruso, Vladimir Voronkov, al margen de una reunión el 10 de enero en Viena de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) a cargo de supervisar el proceso.
"Si los europeos no resisten frente a la presión estadounidense, ¿cuál será el interés (para Teherán) de continuar (implementando) el acuerdo nuclear?", se interroga Izadi.
El viceministro de Petróleo iraní, Amir Hosein Zamaninia, destacó el domingo que el acuerdo tuvo "resultados significativos para el país" pero "no transformó a Estados Unidos en amigo de Irán".
– Un acuerdo 'sobrevendido' –
Incluso en Teherán el acuerdo tiene detractores, en particular los más conservadores del tablero político, que señalan la falta de resultados concretos para la población.
El presidente del país, el moderado Hasan Rohani, apuesta a los beneficios del acuerdo para lograr un segundo mandato en la elección presidencial prevista en mayo.
Según el ministerio de Petróleo, en nueve meses Irán duplicó sus exportaciones petroleras y gasíferas a 2,5 millones de barriles por día, que hicieron ingresar al país 29.000 millones de dólares.
Irán logró atraer al sector de los hidrocarburos a grandes grupos internacionales, como el anglo-holandés Shell, el francés Total, o empresas rusas, chinas y japonesas.
La derogación de las sanciones también permitió la firma de importantes contratos para la compra de 180 aviones Airbus y Boeing y, en el sector automotor, el regreso de los grupos franceses PSA y Renault.
Para el ciudadano común la situación no cambió realmente, aunque el crecimiento económico -oficial- sea superior a más del 6% en los primeros seis meses del año iraní (marzo 2016-marzo 2017).
La inflación fue reducida a menos de 10%, pero el desempleo vuelve a crecer y alcanza ahora 12,7% de la población activa, 27% entre los jóvenes de menos de 29 años.
Según Hadian, el presidente Rohani "sobrevendió" el acuerdo repitiendo que, con él, las "inversiones lloverían" en Irán. Añade, no obstante: "Sabía que era imposible y que tomaría tiempo. Hoy, sus adversarios utilizan eso para atacar el acuerdo nuclear".