Un tren pintado con los colores de la bandera serbia y con la inscripción "Kosovo es Serbia" en varias lenguas, lo que Pristina ha interpretado como una provocación, partió este sábado de Belgrado en dirección a Kosovo, por primera vez en 18 años.
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Belgrado puso en marcha esta línea, 18 años después del conflicto de 1998-1999, afirmando responder a las necesidades de los habitantes del norte de Kosovo, una región poblada en su mayor parte por serbios, constató un fotógrafo de AFP.
El convoy, cuyo interior está decorado con réplicas de iconos de los monasterios ortodoxos serbios de Kosovo, permitirá a los habitantes del norte de ese territorio "tener una mejor comunicación con Serbia central", declaró Marko Djuric, ministro serbio encargado de Kosovo, que acudió a la salida del tren el sábado por la mañana, en la estación central de Belgrado.
Para Pristina, que instó a la Unión Europea (UE) a "frenar ese tren ilegal", con convoy ferroviario con los colores de Serbia supone una "seria provocación" por parte de Belgrado.
"Serbia sigue provocando a Kosovo, la introducción de una línea de ferrocarril ilegal representa una injerencia que amenaza nuestra soberanía prueba de que Serbia quiere desestabilizar a Kosovo", declaró Edita Tahiri, responsable kosovar en las negociaciones con Belgrado.
"¿Quién puede solicitar que se viole un derecho fundamental, el de la libre circulación?", se preguntó por su parte Djuric, destacando que decenas de líneas de autobús serbias y kosovares ya funcionan entre Kosovo y Serbia.
Serbia y Kosovo concluyeron en 2013, bajo la dirección de la UE, un acuerdo histórico de normalización de sus relaciones.
La guerra de Kosovo (1998-1999) dejó 13.000 muertos y condujo a la secesión de esta región, mayoritariamente habitada por albaneses pero que Serbia considera como su cuna histórica. Con apoyo de Rusia, Belgrado no reconoce la independencia proclamada por Pristina en 2008. Más de 100 países lo han hecho, incluyendo Estados Unidos y la mayoría de los países miembros de la UE.