El grupo japonés Takata se declaró culpable de fraude en Estados Unidos el viernes y deberá pagar una multa penal de 1.000 millones de dólares por el caso de sus airbags defectuosos, que generó el mayor llamado a revisión de la historia automotriz en el país.
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Con el objetivo de cerrar las causas penales, el fabricante de partes de automóviles nipón admitió haber entregado a sus cliente, los grandes fabricantes de automóviles, informes "manipulados y fraudulentos" para disimular los defectos.
"Los fabricantes de equipamientos automotores que venden productos destinados a proteger a los consumidores contra las lesiones o muertes deben privilegiar la seguridad antes que los beneficios", declaró Barbara McQuade, una de las funcionarias del departamento de Justicia (DoJ).
A estos airbags, que se pueden activar inesperada y espontáneamente, se les atribuye haber causado la muerte de 15 personas, 11 de ellas en Estados Unidos.
A partir de 2000, el grupo habría suministrado esos informes falsos para evitar la supervisión y mantener sus cifras de ventas.
El escándalo llevó a la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), la agencia federal de la seguridad automovilística, a ordenar la retirada de unos 70 millones de estos airbags, que han sido ampliamente utilizados por muchos fabricantes (Honda, BMW, Fiat Chrysler, General Motors, Ford Nissan, Toyota…).
Alrededor de 30 millones de unidades más deben ser reparadas en el resto del mundo.
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La multa de 1.000 millones de dólares impuesta a Takata le permitirá eludir un juicio penal y, casi en su totalidad, se utilizará para indemnizar a los automovilistas y a los fabricantes engañados por las prácticas de grupo, explicó el DoJ.
El escándalo ya le había costado al grupo en noviembre de 2015 una multa civil sin precedentes de 200 millones de dólares en Estados Unidos y los forzó a anunciar varias medidas para cambiar sus prácticas.
– Tres inculpados –
Además, tres exejecutivos de Takata fueron inculpados como resultado de la investigación, según documentos judiciales publicados el viernes.
Se trata de las primeras inculpaciones en el escándalo de los airbags.
Shinichi Tanaka, Hideo Nakajima y Tsuneo Chikaraishi están acusados de "conspiración" por intentar disimular el grave defecto de estos airbags que han sido utilizados a gran escala por numerosos fabricantes estadounidenses y extranjeros, según el acta de acusación fechada en diciembre y divulgada este viernes.
Pese a varios meses de investigación, las autoridades de Estados Unidos aún no han determinado la causa fundamental de la avería que afecta a algunos airbags Takata equipados con infladores de nitrato de amonio.
Dos factores que aumentan el riesgo, sin embargo, parecen haber sido identificados: la antigüedad y una larga exposición a una fuerte humedad.
Con este nuevo anuncio, la administración Obama cierra uno de sus casos emblemáticos antes de entregar el mando a Donald Trump, que asumirá el cargo el 20 de enero.
El miércoles, las autoridades de Estados Unidos ya habían cerrado el aspecto penal de otro escándalo del sector de los automóviles, imponiendo sanciones adicionales por el orden de los 4.300 millones de dólares a Volkswagen por el escándalo de los motores diésel manipulados.
El arreglo financiero es también un alivio para el grupo japonés que busca un inversor externo para orquestar su reestructuración. Los rumores de un acuerdo hicieron disparar las acciones de Takata la mañana del viernes en Tokio.
Las negociaciones con varios posibles candidatos se iniciaron hace varios meses, pero han chocado con los numerosos riesgos judiciales que pesan sobre el grupo, afectado también por demandas colectivas de automovilistas.