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Donald Trump se mostró el miércoles combativo y en control de su primera conferencia de prensa en seis meses, apegado a la fórmula de su campaña: jactarse de sus éxitos, bromear y atacar a los medios que considera hostiles.
Los periodistas se apretujaron en el repleto lobby de mármol de la Trump Tower, vociferando pregunta tras pregunta nueve días antes de que el republicano sea investido como el 45º presidente de Estados Unidos.
Calificando de "falso" un explosivo informe sin verificar que asegura que Moscú tiene en su poder información muy comprometedora sobre él, Trump escogió a más de una docena de periodistas para responder sobre temas dominados por Rusia, pero también sobre la salud pública, los conflictos de intereses con sus negocios o el muro con México.
Fue un clásico Trump: la exestrella de la telerrealidad y magnate inmobiliario a quien nada le gusta más que aclarar las cosas, alabando a algunos medios y lanzando dardos contra otros.
Durante la hora exacta que duró la rueda de prensa se vendió a sí mismo, levantando su mano derecha o sacudiendo el índice derecho para destacar algún punto.
Diez banderas estadounidenses destacaban al fondo del salón repleto a reventar, mucho más grande que la sala de prensa de la Casa Blanca.
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Sus hijos adultos, elegantemente vestidos, le observaban de pie a su derecha. Asesores clave como su yerno Jared Kushner y Steve Bannon le miraban desde la izquierda.
– "Fobia a los gérmenes" –
Un puñado de simpatizantes a ambos lados coreaban hurras y aplaudían cada vez que hacía una broma particularmente graciosa o lanzaba un fuerte dardo.
Su actuación se enmarca en una fórmula exitosa: niega y desvía la atención.
Tan pronto como admitió por primera vez el pirateo ruso de blancos estadounidenses antes de la elección, desvió el tema para atacar a su exrival presidencial, Hillary Clinton.
Comenzó con amabilidad y elogios para The New York Times y otros medios que previamente ha criticado, para arremeter contra el informe que asegura que Rusia posee información que puede comprometerle.
También hubo actitudes de desafío, como cuando dijo que era "escandaloso" que los servicios de inteligencia de Estados Unidos permitieran que el informe se filtrase al público, y que eso "es algo que hubiera hecho y que hizo la Alemania nazi".
Embistió contra un periodista de CNN, negándose a responder a su pregunta, sacudiendo su índice directamente al corresponsal de la cadena en la Casa Blanca.
"Quieto", lanzó al reportero. "No te voy a dejar hacer una pregunta". "Tú eres noticias falsas", le dijo.
También arremetió contra el blog BuzzFeed, que publicó una copia del informe no verificado. Son "una pila de basura fracasada", sostuvo. "Otra belleza", ironizó sobre la BBC cuando uno de sus periodistas le hizo una pregunta.
Y sobre el dossier, salió a pelear, presentándose como un tipo astuto y bien informado sobre el eventual espionaje en habitaciones de hotel en el extranjero, en Rusia o dondequiera que sea.
"¿Realmente hay alquien que crea esta historia? Y por otro lado tengo bastante fobia a los gérmenes. Créanme", bromeó Trump, cuya obsesión por la higiene es legendaria, refiriéndose aparentemente a un detalle del informe sobre supuestos videos sexuales que involucran a prostitutas.
– "¡Estás despedido!" –
También hubo un Trump condescendiente. "Oh, nunca escuché eso antes", dijo a una periodista cuando ésta le presionó sobre sus declaraciones de impuestos, que el presidente electo sigue negándose a difundir.
E hipérboles: "Seré el mayor creador de empleos que Dios ha creado", prometió.
Su vanidad salió a relucir varias veces, como cuando comparó su riqueza con la de Nelson Rockefeller, vicepresidente en los años '70, o cuando dijo que rechazó un negocio por 2.000 millones de dólares la semana pasada en Dubai porque afectaría los intereses estadounidenses.
Prefirió no presentar personalmente sus planes para aislarse de su empresa, la Trump Organization, y pasó la pelota a su abogada Sheri Dillon.
Luego de una hora de cruces con la prensa, el fin fue súbito y abrupto: una broma a expensas de sus hijos, Donald Jr y Eric, que administrarán la Trump Organization durante su gobierno.
"Espero que al cabo de ocho años pueda regresar y decirles 'Han hecho un buen trabajo'. De lo contrario, les diré '¡Están despedidos!", dijo en referencia a su célebre frase, acuñada en su programa de la telerrealidad "The Apprentice" (El Aprendiz).