El ejército afgano tiene decenas de miles de "soldados fantasmas" en nómina, dijo un inspector del Gobierno estadounidense este miércoles, afirmando que muchos comandantes talibanes compran además las armas suministradas por Estados Unidos a las tropas locales.
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Los comandantes de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán critican desde hace tiempo la corrupción endémica instalada en las fuerzas de seguridad afganas, pero 15 años después de la invasión liderada por Estados Unidos, el problema persiste con fuerza, dijo John Sopko, el General Inspector Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, por las siglas del cargo en inglés).
"Los comandantes afganos con frecuencia se guardan los sueldos de los 'soldados fantasmas' que paga Estados Unidos", explicó Sopko durante una presentación ante un grupo de reflexión en Washington.
"La cantidad de soldados fantasma es significativa y asciende a decenas de miles", detalló.
El especialista agregó que hay evidencia de que los talibanes dieron instrucciones a sus comandantes en el terreno para que compren armas suministradas por Estados Unidos, además de combustible y municiones, a los soldados afganos.
"Es más simple y menos costoso para los insurgentes", explicó durante una conferencia en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).
La policía afgana y las unidades del ejército se hicieron cargo de la seguridad en Afganistán a partir de 2015.
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El primer año fue más bien desastroso, con más de 5.000 víctimas mortales y con la capital regional Kunduz, brevemente capturada por los talibanes. En 2016, la cantidad de muertes aumentó considerablemente.
Sopko, quien acostumbra a ofrecer duros informes sobre la corrupción en Afganistán y los esfuerzos desafortunados de Estados Unidos para su reconstrucción, presentó sus últimas conclusiones apenas unos días antes de que el presidente electo, Donald Trump, tome el mando.
De la misma manera que le sucedió a Barack Obama hace ocho años, Trump hereda un conflicto afgano que parece imposible de resolver en lo inmediato.
El jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Joe Dunford, calificó la situación de "punto muerto".
Obama recortó la presencia de las tropas estadounidenses en 8.400 efectivos, pero Sopko advirtió sobre las consecuencias de estas reducciones.
"Retírense y el gobierno democrático podría caerse. Quédense y continúen con lo que estuvimos haciendo, y quizás nos enfrentemos con eso que el general Dunford describió como 'punto muerto"", advirtió Sopko.
Incluyendo los combates de la guerra, Afganistán le costó hasta ahora a Estados Unidos cerca de un billón de dólares.