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El presidente sirio Bashar al Asad descartó una tregua en la región de Wadi Barada, que suministra agua a Damasco y reiteró su férrea oposición a discutir su salida del poder en las negociaciones previstas en Kazajistán, en declaraciones difundidas este lunes.
Tras haber retomado la totalidad de Alepo, las tropas del régimen y de su aliado el Hezbolá chiita libanés llevan a cabo una ofensiva para expulsar a los rebeldes de Wadi Barada, a 15 km de Damasco, y retomar el control de las principales fuentes de agua de la capital.
Estos combates ponen en peligro el alto el fuego impulsado por Rusia y Turquía, en vigor desde el 30 de diciembre, como preludio a las negociaciones de paz previstas a finales de enero en Astana.
"La misión del ejército sirio es liberar este sector para impedir que los terroristas utilicen el (arma del) agua para asfixiar a la capital", declaró en una entrevista a medios de prensa franceses publicada este lunes.
Según Al Asad, el alto el fuego es "violado cada día" en Damasco dado que "los terroristas ocupan la principal fuente de agua" de Wadi Barada, "privando de agua a más de cinco millones de civiles" desde hace más de dos semanas.
Y aseguró además que "el alto el fuego no incluye ni al grupo Estado Islámico (EI), ni al Frente Al Nosra". "El sector (de Wadi Barada) donde tienen lugar los combates para su liberación, está ocupado por Al Nosra (…) por lo tanto, no forma parte del alto el fuego", defendió.
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El Frente Al Nosra fue rebautizado Fateh al Sham tras haberse distanciado de la red yihadista Al Qaida.
El lunes, tenían lugar violentos combates en varios frentes en Wadi Barada entre fuerzas del régimen y combatientes del Hezbolá, por un lado, y grupos rebeldes, por el otro, que incluían a una minoría de miembros de Fateh al Sham, según la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
El régimen sirio efectuó el domingo ataques aéreos y de artillería tras el fracaso de una negociación para reparar una estación de bombeo, según la misma fuente.
El régimen acusa a los rebeldes de "contaminar con diésel" las reservas de agua. Los insurgentes lo niegan y aseguran que las infraestructuras fueron destruidas por los bombardeos gubernamentales.
– Referéndum –
Tras su victoria en Alepo, lograda con ayuda de rusos e iraníes el 22 de diciembre, Al Asad se opuso a que se negocie en Astana su salida del poder, que la oposición reclama desde el inicio de la revuelta en 2011.
"Estamos dispuestos a negociar sobre todo", afirmó. Pero "mi estatuto depende de la Constitución y ésta es muy clara sobre la forma de elegir o de deshacerse de un presidente", añadió.
"Así que si (la oposición) quiere negociar sobre ese punto, debe hablar de la Constitución y ésta no pertenece ni al presidente, ni al gobierno ni a la oposición sino al pueblo sirio, así que se necesita un referéndum", subrayó.
Las negociaciones de Astana intentarán poner fin a una guerra civil que desde 2011 ha dejado más de 310.000 muertos y millones de refugiados.
En opinión de la negociadora opositora Basma Kodmani, "los rusos, esta vez, están decididos, quieren salir del conflicto" ya que "llevaron la opción militar tan lejos como les interesaba".
"Ahora quieren una solución política y que esta reunión de Astana sea creíble", dijo a la AFP.
En un conflicto extremadamente complejo, que implica a una multitud de actores internacionales o regionales, grupos rebeldes y yihadistas, la coalición dirigida por Estados Unidos mató el domingo a 25 yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) en una inhabitual operación en tierra en el este de Siria, según el OSDH.
El Pentágono confirmó el lunes esta operación, realizada por la unidad de las fuerzas especiales estadounidenses encargada de perseguir a los jefes yihadistas (la Expeditionary Targetting Force, ETF).
El balance de 25 muertos yihadistas mencionado por el OSDH es sin embargo "muy exagerado", precisó Jeff Davis, portavoz del Pentágono, añadiendo que el saldo es "inferior".