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Portugal se preparaba este domingo para rendir un último homenaje al expresidente socialista Mario Soares que falleció la víspera a los 92 años, personaje histórico que abrió el camino para que el país pusiera fin a la dictadura de Antonio de Oliveira Salazar en 1974.
Sus allegados desean que las ceremonias fúnebres, el lunes y martes en Lisboa, sean a imagen de la personalidad del exjefe del Estado, jovial, quien cultivaba "la proximidad con la gente", señaló su exconsejero José Manuel dos Santos.
"¡Gracias Soares!", "Una vida entera consagrada al combate por la libertad", o "Me excuso, pero me voy", titulaban en sus portadas los diarios, mientras que la televisión difundía repetidamente imágenes del "padre de la nación".
Sus restos serán expuestos en una capilla ardiente en el Monasterio de los Jerónimos, tras dos horas de recorrido del cortejo fúnebre por las calles de Lisboa.
Fue en este convento donde Soares firmó el 12 de junio de 1985 el tratado de adhesión de Portugal a la Comunidad Económica Europea (CEE), antecesora de la Unión Europea (UE).
El martes por el tarde será inhumado en el cementerio Prazeres, en el oeste de la capital, donde se encuentran los restos de su mujer, la actriz y filántropa Maria Barroso, fallecida en julio de 2015.
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El gobierno socialista portugués decretó tres días de duelo nacional y llamó a "todos los ciudadanos" a rendirle homenaje a esta "gran figura de la historia portuguesa contemporánea, fundador de nuestro régimen democrático y símbolo de la libertad".
En la escena política, fue fundador del Partido Socialista portugués, ministro de Relaciones Exteriores, dos veces jefe de gobierno, presidente de la República de 1986 a 1996 y eurodiputado. Fue un personaje ineludible de la democracia portuguesa.
– Longevidad política –
Interrogado sobre el secreto de su longevidad política, le gustaba decir que "siempre tuvo grandes ganas de vivir y una inmensa curiosidad". "Tengo, efectivamente, cierta energía vital. Ante las contrariedades inevitables de la vida, paso fácilmente la página", afirmaba.
Hijo de un cura que colgó los hábitos, Mario Soares se definía como agnóstico, pero seguirá en la memoria de los portugueses como un hombre de convicciones firmes y un infatigable animal político, destacado defensor de los valores democráticos.
Según su biógrafo, Joaquim Vieira, Francia, donde estuvo exiliado a comienzos de los años 1970, jugó un papel importante en su formación política, tras su rotura con el Partido Comunista en los años cincuenta y su acercamiento al socialismo.
– Se pasa una página –
Los portugueses consideran haber pasado una página importante de su historia.
"Contribuyó enormemente a la entrada de Portugal en Europa. Lamentablemente, se va en un momento en que todo aquello que él soñó está desapareciendo poco a poco. Esto se va con él", lamentó Maria Fernanda, una funcionaria de 62 años.
Desde el exterior también llegaron numerosos mensajes de homenaje.
"Mario Soares dejará el recuerdo de un activista y dirigente político que jugó un rol central en el regreso de Portugal a la democracia", destacó el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
"Con François Mitterrand y Helmut Kohl encarnaron el gran impulso europeo", juzgó el presidente francés, François Hollande.
Para el expresidente brasileño Luiz Inacio 'Lula' da Silva, "Mario Soares fue uno de los grandes hombres públicos del siglo XX, no sólo en Portugal, sino también en Europa y el mundo".
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, dijo que "espera que persista la herencia socialista de Mario Soares y su lucha por un mundo más justo y humano".
Por su parte, su par brasileño, Michel Temer, que anunció su viaje a Lisboa para los funerales, señaló: "el mundo perdió a un hombre de Estado y defensor de la democracia y la libertad".