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El expresidente socialista portugués Mario Soares, un ferviente proeuropeo que dejó huella en la historia política de su país durante cuatro décadas, falleció el sábado a los 92 años en un hospital de Lisboa.
La noticia de su muerte fue confirmada a la AFP por el portavoz del hospital de la Cruz Roja, José Barata, que no precisó las causas.
El gobierno portugués decretó tres días de duelo nacional a partir del lunes y los funerales de Estado tendrán lugar el martes, informaron a la AFP fuentes de la presidencia de la República.
Soares ingresó en el hospital el 13 de diciembre en estado "crítico" y el 26 de diciembre cayó en un "coma profundo".
Nunca se había llegado a recuperar completamente de la encefalitis que padeció en enero de 2013 y su salud se degradó todavía más desde la muerte de su esposa, en julio de 2015.
Fundador del Partido Socialista portugués, ministro de Relaciones Exteriores, dos veces jefe de gobierno, presidente de la República de 1986 a 1996 y eurodiputado, Soares fue un personaje ineludible de la democracia portuguesa.
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"Nunca me he considerado especial. Soy alguien normal", defendió, no obstante, en una entrevista aparecida en febrero de 2015 Soares, abogado de formación, que empezó pronto en política, como opositor a la dictadura de Antonio de Oliveira Salazar.
– 'Combatiente de la libertad' –
"Hemos perdido al que fue en tantas ocasiones el rostro y la voz de nuestra libertad, por la que se batió toda su vida" declaró el primer ministro, Antonio Costa, desde Nueva Delhi, donde se encuentra en visita oficial.
"Era un combatiente de la libertad" y Portugal debe luchar ahora "por la inmortalidad de su herencia" declaró, emocionado, el actual presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, un conservador.
"Es un día triste para todos los portugueses" destacó el jefe de la oposición de centroderecha, Pedro Passos Coelho.
Desde el extranjero también llovieron los homenajes.
Mario Soares era un "gran europeo" y un "hombre decisivo para la democracia portuguesa" dijo el presidente de gobierno español, el conservador Mario Rajoy.
Alabando "su tarea y legado político", el rey de España, Felipe VI, consideró que Soares era "uno de los grandes líderes portugueses y europeos del último siglo".
Para la expresidenta brasileña, Dilma Rousseff, Soares era "adorado por el pueblo y respetado por sus adversarios".
Por su parte, el presidente francés, François Hollande, declaró que "Francia, que lo acogió durante la dictadura de Salazar, [pierde] a un amigo de siempre".
El nuevo secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, elogió la memoria de "uno de los pocos dirigentes políticos de verdadera talla europea y mundial".
"La vida de Mario Soares se funde con la historia reciente de Portugal" porque era "el símbolo y el artesano de la resistencia a la dictadura y de la transición de su país a la democracia" destacó el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
"Soares es más que una figura histórica, es una fuente de inspiración", reaccionó el presidente saliente del Parlamento Europeo, el socialista alemán Martin Schulz.
En las calles de Lisboa, los portugueses reaccionaron con pesar.
"Su muerte me entristece. Incluso anciano era alguien que decía lo que pensaba", dijo Paula Cabeçadas, una bibliotecaria de 60 años.
– Infatigable animal político –
Ya entrado en años, el expresidente seguía muy activo y criticó con vehemencia las medidas de austeridad puestas en marcha por el anterior gobierno de centro-derecha a cambio de un programa de ayuda internacional.
Artífice de la adhesión de Portugal a la UE, en 1986, denunció, 25 años después, la falta de solidaridad de los grandes países europeos que, según él, habían "olvidado el proyecto de los padres fundadores" para dejarse guiar por un "capitalismo salvaje".
Su última aparición en público se remonta a septiembre, con ocasión de un homenaje dedicado a su esposa, la actriz y filántropa Maria Barroso.
Hijo de un cura que colgó los hábitos, Mario Soares se definía como agnóstico pero seguirá en la memoria de los portugueses como un hombre de convicciones firmes y un infatigable animal político.
Su papel fue particularmente importante al día siguiente de la Revolución de los Claveles de 1974, un golpe de Estado militar que puso fin a 48 años de dictadura y a trece años de guerras coloniales.
Parándole los pies al Partido Comunista de Alvaro Cunhal, Soares ganó las primeras elecciones libres organizadas en Portugal.
Su última batalla electoral, las presidenciales de 2006, a las que se presentó con 80 años, se saldaron con un fracaso frente a su otro gran rival histórico, el conservador Anibal Cavaco Silva.