El ejército sirio bombardeó nuevamente este lunes una región rebelde cercana a Damasco para intentar apoderarse de fuentes de agua vitales para la capital, en tanto los insurgentes denunciaron una violación de la tregua y suspendieron el diálogo.
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Vigente hace cuatro días, el enésimo cese de las hostilidades desde el comienzo de la guerra, hace seis años, abriría el camino a negociaciones de paz previstas para fines de enero en Astana (Kazajistán), bajo égida de Moscú y Teherán, padrinos del régimen, y Ankara, apoyo de los rebeldes.
Pero la tregua podría verse amenazada si siguen los bombardeos sobre Wadi Barada, región controlada por los rebeldes a 15 km de Damasco, donde se encuentran las principales fuentes de agua potable que abastecen a los cuatro millones de habitantes de la ciudad y alrededores.
Unos diez grupos rebeldes anunciaron que suspendían cualquier discusión con miras a las negociaciones de Astana en respuesta a las "violaciones" de la tregua.
"Estas violaciones continúan. Los bandos rebeldes anuncian (…) la suspensión de cualquier discusión relacionada con las negociaciones de Astana", indicaron en un comunicado.
Desde hace dos semanas, antes de la tregua pactada por Rusia y Turquía, la fuerza aérea bombardea esta zona casi diariamente, y las tropas del gobierno avanzaron este lunes hasta las inmediaciones de Ain al Figé, importante fuente de agua.
En esta región, dos civiles murieron por disparos de francotiradores emboscados del régimen, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
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– Advertencia rebelde –
"Bombardeando Wadi Barada por aire y con artillería sobre varios ejes, las tropas del régimen, apoyadas por el Hezbolá chiita libanés, avanzaron en la zona y están en los alrededores de Ain al Fijé", indicó el OSDH, que afirma que continúan allí violentos combates.
El 25 de diciembre, el gobierno acusó a los rebeldes de haber "contaminado con diésel" la red de agua, en tanto éstos señalan su negligencia. Desde hace una semana hay escasez de agua en Damasco y sus habitantes hacen cola ante camiones-cisterna.
Ante la continuidad de los bombardeos, los rebeldes de Wadi Barada advirtieron del peligro que planea sobre la tregua.
"Llamamos a los padrinos de la tregua a asumir su responsabilidad y presionar al régimen y a sus milicias aliadas para que cesen sus violaciones flagrantes del acuerdo", en el caso contrario, "llamaremos a todas las facciones rebeldes que operan en Siria a desobedecer el acuerdo y enardecer los frentes", dicen en un comunicado.
Miembros del grupo yihadista Frente Fateh al Sham, exrama de Al Qaida en Siria, combaten junto a los rebeldes en la región. Este grupo, al igual que el Estado Islámico (EI), está excluido de la tregua, por lo que esta alianza hace muy difícil aplicarla.
Sin embargo, un responsable del grupo rebelde Jaich al-Islam, Abdel Rahmane al Hamui, desmintió cualquier "presencia de Fateh al Sham o de cualquier grupo excluido de la tregua en Wadi Barada".
– 'Proceso político' –
Para brindarle más peso a su iniciativa, Rusia buscó y obtuvo el sábado el apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU, aunque moderado.
Apoyando "los esfuerzos de Rusia y Turquía para poner fin a la violencia en Siria y en marcha un proceso político, el Consejo de seguridad se limitó a "tomar nota" de los términos del acuerdo, recordando la necesidad de aplicar "todas las resoluciones pertinentes de la ONU".
Entre ellas figura la 2254 que prevé, por iniciativa de Washington, establecer una hoja de ruta completa para la salida de la crisis.
En plena transición política a la espera de la asunción de Donald Trump, Estados Unidos, apoyo de la oposición a Damasco, no se vinculó a esta última iniciativa, por primera vez desde el comienzo de la guerra en 2011.
En cambio, por primera vez Turquía apadrina un acuerdo como éste, gracias a su acercamiento a la Rusia de Vladimir Putin, que busca un acuerdo de paz tras su intervención militar apoyando al gobierno de Bashar al Asad desde setiembre de 2015.
Las negociaciones de Astana precederán a las conversaciones de febrero en Ginebra, en tanto que las precedentes discusiones intersirias no permitieron avizorar una solución al conflicto, que ya ha provocado más de 310.000 muertos y millones de refugiados.